| miércoles, 07 de abril de 2004 | En el camino Meriva: un monovolumen familiar que pide pista Prueba de manejo del modelo con el que Chevrolet instauró un nuevo segmento. Viene con un motor naftero 1,8 de 16 válvulas y el Flex 5, un inteligente sistema modular de asientos Jorge Kaplán / La Capital El Chevrolet Meriva se lanzó en el país en septiembre pasado pero recién ahora, con el alza del mercado automotor local, empezó a crecer en ventas, superando a monovolúmenes como el Renault Scenic o el Citroën Picasso. Por eso ahora AUTOS realizó un test de este modelo, en su versión más equipada -la GLS- que viene con un motor naftero 1.8 de 16 válvulas y el sistema modular de asientos Flex 5.
El Meriva es un monovolumen derivado del Corsa, lo que significa que comparte plataforma y componentes, aunque debe aclararse que no es exactamente un Corsa con otra carrocería.
El modelo fue desarrollado por diseñadores de la filial brasileña de General Motors y desde allí llegó a Europa -con la marca Opel- y al resto de América latina como Chevrolet. El concepto del Meriva se inscribe en lo que últimamente se ha dado en llamar "cross over", es decir, vehículos que pueden encuadrarse en más de una categoría tradicional. Yendo a lo más básico y concreto, este auto es un monovolumen de menores dimensiones que los tradicionales y con un precio más accesible.
El diseño externo del Meriva es moderno y pese a ser un auto familiar, mantiene el aire de un vehículo bien plantado y de buena performance. Tiene detalles de terminación -cromados, llantas de aleación idénticas a las del Corsa, diseño de faros- que le otorgan más categoría.
En el interior, la atmósfera es cálida y moderna, con una armoniosa combinación de tapizados de tela, plásticos oscuros y apliques plateados. El espacio es bastante amplio gracias al parabrisas bien lanzado hacia delante y el techo elevado, y en general la sensación es de comodidad.
El tablero tiene los comandos bien a mano y los relojes visibles. Los controles de espejos externos eléctricos y los cuatro alzacristales (con traba para los traseros) están en el panel de la puerta del conductor. Los comandos de las luces están en el tablero abajo a la izquierda e incluye luces de posición y bajas, faros antinieblas delanteros y traseros, control de la altura de los faros delanteros y reóstato de las luces del tablero. En la columna de dirección está el guiño, el giro y la luz alta.
Detrás del volante se encuentra el panel de instrumentos con relojes para temperatura de agua y nivel de combustible, tacómetro y velocímetro con odómetro total y parcial en un display.
Pantalla multifunciones En la parte superior del tablero se ubica una pequeña pantalla que informa hora, temperatura exterior y el funcionamiento del equipo de música. Más abajo en el panel central está el equipo de música con pasacassette y reproductor de CD con intercambiador para seis discos, luego los controles del aire acondicionado con perillas y finalmente el cenicero y encendedor. Por último hay un pequeño portaobjetos. Todo ese conjunto central está levemente orientado hacia el conductor. Entre las butacas delanteras hay dos posavasos. La guantera no es de las más grandes pero es aceptable y está iluminada.
El asiento del conductor es regulable en altura, pero la posición más baja posible no será del agrado de los que gustan de manejar cerca del piso, aunque con el correr de los kilómetros es fácil acostumbrarse. La posición de manejo es cómoda para una persona de estatura mediana, pero la ausencia de todo tipo de regulación para el volante es un déficit.
Los asientos tienen un excelente tapizado de tela con dibujos seudo búlgaros pero son un tanto duros para viajes largos, mientras que el volante forrado en cuero cosido tiene un muy buen grip, y la dirección hidráulica es cómoda y efectiva. Además, la butaca del conductor tiene un apoyabrazos que puede asumir distintos ángulos, pero aun rebatido completamente molesta a la hora de poner las marchas como 2ª y 4ª ya que el codo choca en su movimiento hacia atrás.
En las plazas traseras, lo más destacado es el sistema Flex 5 diseñado por General Motors que permite múltiples configuraciones de los asientos y da nuevas opciones de confort. Este sistema viene sólo en la versión GLS, ya que la GS trae un tradicional sistema de respaldo abatible partido en 60/40.
En el Flex 5 el banco trasero cuenta con dos butacas laterales y otra central. Las de los costados pueden desplazarse longitudinalmente y el respaldo es reclinable y abatible. La del medio tiene un respaldo angosto que al abatirse puede funcionar como apoyabrazos, pero con otro movimiento se desplaza hacia abajo permitiendo que las laterales se corran transversalmente dando más comodidad a los pasajeros en caso de que sean menos de tres. Todo el conjunto de forma parcial o completa puede abatirse y crear un espacio de carga muy grande con piso plano.
Un buen detalle es que atrás se accede a dos tomas de 12 voltios, cenicero, portamapas en las puertas, redes y mesitas tipo avión en los respaldos de los asientos delanteros, además de los parlantes.
El baúl es generoso para las dimensiones del vehículo con dos grandes portaobjetos, dos ganchos para colgar bolsitas, y levantando la plancha del piso se accede a un compartimento de carga extra. Debajo está la rueda de auxilio y las herramientas, en una ubicación sumamente inconveniente en caso de pinchar una goma con el baúl cargado.
Otro detalle interesante es el cubre carga ya que es una plancha rígida articulada en cuatro partes con lo cual es muy cómodo meter o sacar objetos del baúl desde el interior del habitáculo, o cargar el baúl sin tener que remover toda la plancha.
La visibilidad del Meriva es buena gracias a su gran superficie vidriada, y sorprende la visión hacia atrás con los espejos, aunque el voluminoso pilar del parabrisas genera ángulos ciegos y obliga a cabecear para estar seguro. El interior es uno de los más logrados, teniendo en cuenta que el espacio no es el mayor, gracias a que la distancia entre ejes se ha estirado lo más posible con el objeto de que los pasarruedas molesten menos. Sin embargo, se pueden anotar algunos puntos en contra como la insuficiente cantidad y volumen de portaobjetos, fundamentales en un vehículo familiar.
El comportamiento dinámico del Meriva repite la buena nota obtenida por el Corsa de última generación. La versión GLS trae un motor naftero 1.8 de 16 válvulas y doble árbol de levas a la cabeza que entrega 122 caballos de potencia. La versión GL trae el 1.8 de 8 válvulas que ya se conoce en el Corsa, pero el de 16 válvulas tiene muchos más cambios que algunas válvulas más.
El impulsor del GLS es de inyección multipunto secuencial con colector de admisión variable y control electrónico de aceleración gobernados por sensores instalados en el pedal del acelerador que ajustan automáticamente la posición de la mariposa según la solicitud del conductor.
Este impulsor le da a la Meriva una performance muy buena ya que es ágil en la ciudad y muy veloz en ruta ya que supera por poco lo 180 km/h. Pero el consumo es un punto flojo de este motor ya que según datos de la propia GM recorre 9,8 km por litro en ciudad y 13,8 km en ruta.
El modelo GLS La versión GLS probada trae frenos de discos ventilados adelante y macizos atrás, con antibloqueo ABS, lo cual junto con la rápida respuesta de la dirección y los 122 caballos del motor aseguran una conducción ágil, dinámica y segura.
No obstante los 122 caballos, el impulsor los entrega en un régimen de 5.600 rpm, y el torque máximo de 17,3 kgm que también es bueno lo da a 3.600 rpm. Esto dice que el motor tira, pero que a bajos regímenes se comportará un poco remolón.
La suspensión es un poco dura lo cual lo vuelve saltarín en la ruta, aunque no penaliza demasiado el confort en la ciudad. Eso se debe en buena parte a la barra de torsión del eje trasero, pensado para transportar pasajeros y equipaje. Además, esa rigidez disminuye el rolido en curvas veloces, muy importante en un vehículo de elevada estatura y por consiguiente más sensible a los golpes de viento laterales.
El precio de este Meriva 1.8 GLS es de 40.500 pesos, mientras que la versión GL (motor menos potente, sin Flex 5 y bastante menos equipamiento) sale 33.800 pesos, y la diferencia de poco más del 25% entre las dos versiones está más que justificada. Como para comparar, el Honda Fit EX de caja manual está a 40.800 pesos, y entre los monovolúmenes (más grandes que el Meriva), el Scenic RXE 1.6 cuesta 50.700 pesos, el Picasso 2.0 sale 54.800 pesos. El Ford EcoSport, tan distinto y a la vez tan parecido, se posiciona en 36.500 pesos para la versión XLS 1.6 y 44.500 para la 2.0 XLT.
Entre enero y febrero de este año, Chevrolet vendió 823 unidades de Meriva, superando a todos los posibles competidores monovolúmenes y utilitarios familiares como el Kangoo, aunque quedó lejos de los 2.237 del EcoSport.
El Chevrolet Meriva se empieza a ver cada vez más seguido en las calles y por bastante menos plata que un monovolumen de los medianos aparece como una opción a tener en cuenta por las familias. Y un anticipo, en breve llegará al país una motorización diesel tanto en versión GL como GLS, lo cual ofrecerá una nueva opción para quienes se preocupan por el costo del combustible. enviar nota por e-mail | | Fotos | | |