| miércoles, 31 de marzo de 2004 | Una historia regada de sangre Desde hace muchos años el barrio Las Flores es escenario de una despiadada guerra entre clanes que se disputan la distribución de drogas, la tenencia de armas y los botines de robos. Esa historia está plagada de ataques y muertes de uno y otro bando, identificados por los investigadores policiales como Los Monos y Los Garompas. La muerte de Fernando Omar Corso, cuyo cadáver apareció ayer enterrado en un descampado cercano a la avenida de Circunvalación, parece inscribirse en esta complicada trama de sangre y venganza cuya cantidad de muertos es difícil de contar.
Aunque aún no está claro por qué lo mataron, los pesquisas saben que Corso era parte de Los Garompa y por eso ahora apuntan la búsqueda de los asesinos hacia el lado de Los Monos.
El último crimen que se conocía en el marco de este enfrentamiento se perpetró el 1º de marzo pasado. Entonces Cristian Monzón, de 16 años y parte de Los Monos, fue atacado a balazos por un grupo de jóvenes que lo sorprendieron frente al quiosco de Estrella Federal al 2000. Entonces, un investigador de la Unidad Regional II sostuvo que la muerte de Monzón "es un vuelto" y explicó: "Hace cerca de un mes, mataron a un muchacho en un canchita de fútbol de Previsión y Hogar y Melián. Y antes habían baleado a la mujer de uno de Los Monos".
El crimen al que se refería el vocero era el de Walter Flores, un pibe de 20 años que tenía pedido de captura por haberse escapado de la subcomisaría 19ª y fue atacado por un muchacho que llegó hasta la canchita de fútbol en una bicicleta. Dos muertes en lo que va de 2004 son sólo una muestra de lo despiadado de esta guerra barrial que parece no tener fin. enviar nota por e-mail | | |