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 miércoles, 31 de marzo de 2004

Encuentran el cadáver de un joven maniatado y enterrado en un pozo
La feroz guerra de bandas en barrio Las Flores cobró una nueva víctima
Macabro descubrimiento en Circunvalación y Centeno. La víctima estaba desaparecida desde hacía veinte días

El cadáver de un hombre joven, atado de pies y manos, fue descubierto enterrado en un pozo de más de un metro de profundidad en un descampado de la zona sudoeste. Los investigadores policiales sospechaban que se trataba de un muchacho que vivía en barrio Las Flores, desaparecido hace unos 20 días en confusas circunstancias. La policía había rastrillado un amplio sector rural ubicado al oeste de Circunvalación y las vías del ex ferrocarril Mitre desde el fin de semana, pero ayer un perro adiestrado para la búsqueda de personas se paró sobre un pequeño montículo de tierra removida, y ladró. Los uniformados no tuvieron que cavar demasiado para encontrarse con el cuerpo.

Anoche, voceros de la investigación señalaron que se trata de Fernando Omar Corso, de 26 años, cuya desaparición fue denunciada la semana pasada por familiares en el Juzgado de Instrucción de la 3ª Nominación.

La familia de Corso, dijeron fuentes extraoficiales, vivía hasta el mes pasado en el barrio Las Flores pero decidió mudarse a Buenos Aires, aparentemente porque se sentía en peligro.

Según trascendió, los familiares habrían atribuido la desaparición de Corso a la banda de Los Monos, como se conoce a un grupo que tiene a mal traer a los vecinos de Las Flores desde hace tiempo. Voceros policiales


El hallazgo
El cuerpo apareció en la zona rural de Circunvalación y Centeno, al pie de un cañaveral y a pocos metros de las vías del ex ferrocarril Mitre. Tras varias horas de trabajo para desenterrarlo, los forenses estudiaban el cuerpo en el Instituto Médico Legal para establecer las causas de muerte y el tiempo que pudo haber transcurrido desde su muerte.

La policía mantuvo un extraño hermetismo, que atribuyó a un orden del juez de Instrucción Luis María Caterina, a cargo de la investigación. "No puedo dar información porque hay secreto de sumario", repetían distintas fuentes al ser consultadas sobre la identidad y las circunstancias en las que esa persona se había ido de su casa.

Sin embargo, se supo que Corso dejó de ser visto en Las Flores hace aproximadamente veinte días, aunque su familia formuló la denuncia la semana pasada, al regresar de Buenos Aires y escuchar versiones según las cuales el joven había caído en manos de Los Monos. "Se comenzó a trabajar bajo la supervisión del juez en una denuncia por la desaparición y posible muerte de un hombre joven. Llegamos a este lugar por referencias que nos indicaban que podría estar aquí", resumió ayer un vocero policial bajo un sol y un calor que partían la tierra.

La Brigada de Homicidios, la policía Montada y la sección Perros rastrearon ese extenso sector descampado durante todo el fin de semana. Con relación a los canes, fueron tres animales que rastrearon la zona luego de olfatear prendas del hombre desaparecido. Ayer, alrededor de las 9, una hembra se paró junto a un cañaveral, a pocos metros de las vías férreas, sobre un montículo de tierra removida y comenzó a ladrar.

Los agentes comenzaron a escarbar en la tierra reseca y a un metro de profundidad aparecieron los dedos de los pies de un hombre. En ese momento se suspendieron las tareas para esperar la llegada de los peritos de la División Criminalística. Habían pasado más de tres horas del hallazgo y los especialistas no habían llegado. Esto puso los nervios de punta de más a un oficial e incluso al mismo juez Caterina, quien concurrió al lugar pero no pudo ver en acción a los forenses.

Pese a que al principio nadie en la policía se atrevía a confirmar la identidad del cadáver, el hecho de que un animal adiestrado para la búsqueda haya olfateado las prendas de un hombre desaparecido y luego señalara en un territorio sumamente inhóspito el lugar preciso donde hallaron el cuerpo llevó a los pesquisas a sostener que se trata de la misma persona. Más tarde se presentaron familiares para reconocer los restos.

Los investigadores tratan de establecer los motivos del crimen, aunque extraoficialmente todos hablaran ayer de un ajuste de cuentas posiblemente relacionado con la venta de drogas.

El cadáver estaba atado de pies y manos, sepultado a poco más de un metro de profundidad. Además presentaba un estado de descomposición muy avanzado que no permitió establecer a primera vista la causa de muerte. Por eso fue derivado a la morgue judicial. "Si no fuera por la perra se hubiese hecho muy difícil encontrar a alguien en este lugar", señaló un jefe policial, al referirse a las características del terreno.

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El cuerpo fue hallado en avanzado estado de descomposición.

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