Pese a los nombres, la gente no cesó en sus reclamos

Tal vez como nunca antes en lo que va de este ciclo camino a Alemania 2006 como en el anterior que condujo a Japón-Corea 2002, el técnico Marcelo Bielsa resolvió satisfacer los reclamos de la comunidad futbolera argentina y juntó en el campo de juego a todos aquellos valores pretendidos.

Ya la formación inicial del partido ante Ecuador (1-0) daba señales claras de elementos capaces de funcionar ofensivamente, con el aditamento del buen pie incluido. En ese rubro pudo anotarse a Pablo Aimar, Andrés D'Alessandro, César Delgado, Luis González, Mariano González... y siguen las firmas.

Pero si el público albiceleste ya tenía suficientes motivos como para no sentirse despechado, Marcelo Bielsa buscó en el banco de suplentes y encontró a dos de las gemas más preciadas: Tevez y Riquelme.

Los dos fueron insistentemente pedidos por buena parte de la gente que ocupó la tribuna Centenario (ahí, donde suelen ubicarse los hinchas de Boca Juniors en cada clásico) y generaron la lógica aceptación de un público mayoritariamente bostero, en ese sector.

Los de la tribuna de enfrente replicaron con la solicitud por Saviola, aunque el técnico no les dio el gusto y volvió a contrarrestar con otro elemento xeneize: el ingreso de Burdisso por César Delgado.

Entonces, la parcialidad riverplatense descargó su bronca y le espetó al rosarino el ya consabido: "Borombombón, borombombón, andate Bielsa, no seas cagón".

Lo cierto es que quedó comprobado que las entradas de los jugadores más solicitados por la grey futbolera albiceleste no dieron el resultado esperado en lo que respecta a funcionamiento colectivo: Argentina no ofreció su mejor versión, pero a pesar de ello le alcanzó para ganarle a Ecuador.

Aunque a los ojos de los hinchas xeneizes, el equipo cumplió: se llevó los tres puntos, juntando a varios elementos del conjunto auriazul. Lo único que le falta a Bielsa, ahora, es tener el mismo "celular que Carlos Bianchi". Y ni hablar si la suerte empieza a cambiar.