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 miércoles, 03 de marzo de 2004

Charlas en el Café del Bajo

-Antes de hablar de la ley seca que se impone en Rosario, termino con el análisis que comencé ayer de la carta que me envió Carlos S. sobre Jesús, su divinidad y su humanidad. Ya vimos que Carlos tuvo una crisis de fe cuando luego de leer "La última tentación" y comentar a un prelado que Jesús por unos instantes dudó de su misión y quiso tener esposa e hijos, el religioso le respondió que eso era una herejía. Carlos entra en crisis luego de reflexionar atinadamente: ¿cómo pudo ser verdadero Dios si se niega el principio de la Iglesia que también fue verdadero hombre? De todos modos, Carlos superó esta crisis y perseveró, afortunadamente, en su fe cristiana.

-Crisis que surge de una afirmación equivocada de un hombre de la Iglesia que en vez de rescatar lo esencial da importancia a lo superficial.

-Claro, porque volvemos siempre a lo mismo, y a lo que dice el propio Jesús. Lo expreso como El lo diría hoy: muchachos no me anden llamando Señor y después hacen de todo menos lo que les enseño. Cuando algunos sacerdotes judíos le reprocharon que no respetaba ciertos preceptos mosaicos El les recordó a Isaías: "Ese pueblo me honra de los labios, pero su corazón está lejos de mí". Hoy diría a la humanidad: sino disponen su corazón para amar, el resto servirá de poco ¿Y por qué digo todo esto? Porque hay religiosos que se van por las ramas, como ese con el que se encontró Carlos, en vez de profundizar en la raíz. En el momento que dice lleno de angustia y de miedo: "Padre si te es posible pasa de mí esta cáliz amargo, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya", estamos ante el hombre, un hombre maravilloso aun en su dolor y en su deseo (de un instante) de no subir a la cruz. Me pregunto y les pregunto a todos: si por cualquier medio la humanidad confirmara mañana que Jesús en realidad no fue sino un elegido por Dios, pero no Dios, ¿cuántos lo seguirían amando? ¿Cuántos estarían dispuestos a seguir su camino y aplicar su doctrina? ¿Qué es lo más importante: Jesús-Dios, Jesús-Mesías, Jesús-hombre o ese Jesús que está diciendo: Amense si quieren salvarse y salvar a la humanidad de tantas aflicciones? ¿Por qué se ama a Jesús en definitiva? Creo que porque más allá de su condición divina o humana es un ser maravilloso que nos muestra el camino. No se ama a Jesús sino se aman sus principios primero. Y luego, en el marco de la fe, viene todo lo demás.

-Hable ahora de la ley seca.

-Haceun tiempo atrás, y en varias oportunidades, sostuve que Rosario tiene desde el mes de diciembre un intendente, Miguel Lifschitz, que ha demostrado que no se agotará en el mero administrador, en el simple "presidente comunal" que se ocupa apenas de andar pavimentando calles, colocar bombitas y administrar las cuentas. Rosario desde el mes de diciembre tiene como intendente a un hombre honesto, bueno, talentoso y que sabe lo que quiere como estadista. ¡Pero atención! También he dicho que en la línea sucesoria Rosario tiene en el presidente del Concejo, Agustín Rossi, un hombre de semejantes características que Lifschitz y con las mismas virtudes. Rosario asiste hoy a una circunstancia feliz: que dos hombres de distintos partidos estén unidos en una causa importante cual es el buen destino de los rosarinos.

-¿Y esto que tiene que ver con la ley seca?

-Pues si lo analiza un poco verá que tiene bastante que ver. El autor de la iniciativa de que no se expendan más bebidas alcohólicas desde las 23 hasta las 8 en quioscos, salones de ventas y otros negocios, es Agustín Rossi y la medida (a la que adhiero enfáticamente) fue respaldada rápidamente por el intendente. Una conjunción positiva. No podía ser, no debía ser, que la ciudad siguiera asistiendo al bochornoso y molesto espectáculo de personas tiradas en el piso al lado de los quioscos, alcoholizados, molestando a transeúntes, armando revueltas, generando ruidos molestos y concluyendo en más de una vez con feroces golpizas. Y no podía ser, además, que las autoridades permitieran la devastación de estas propias personas sólo porque (por uno u otro motivo que en general es falta de formación como consecuencia de una cultura espuria impuesta por agentes malintencionados) padecen una falta de conducta. Se dirá que igualmente pueden perderse en el alcohol y que la medida no los salvará de un camino errado, pues sí, pero al menos no podrá decirse que las autoridades no se ocuparon del caso en las medidas de sus posibilidades y que no acabaron con un problema que afectaba -¡y cómo!- a los rosarinos.

Candi II

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