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 martes, 04 de noviembre de 2003

El fenómeno va en aumento y se calcula que para el 2010 serán 4 de cada 10
El 33% de los santafesinos en edad de retirarse no cobrará jubilación
Son más de 100 mil personas. El creciente desamparo va de la mano de la ascendente precarización laboral

Marcelo Castaños / La Capital

El creciente desamparo previsional entre quienes atraviesan la llamada tercera edad promete convertirse en un drama para cada vez más personas y en un desafío a corto plazo para el Estado. El 33 por ciento de los habitantes de más de 65 años no percibe jubilación ni pensión en Santa Fe y se calcula que para el final de esta década la relación llegará a casi un 40 por ciento. El problema adquiere aún más dramatismo si se lo mira en términos absolutos: hoy son 111.847 los desamparados en la provincia, y serán 140 mil en el 2010.

Así lo determinó un estudio de la consultora Equis, que dirige Artemio López, quien afirma que "el problema estratégico principal de la sociedad argentina actual y de cara a su población de mayores de edad en el futuro es el declinante nivel de cobertura de jubilaciones y pensiones", más allá de cuál sea el sistema de administración.

Según los datos que maneja la consultora, de los 3.586.171 ciudadanos argentinos de 65 años o más, es decir, en edad de jubilarse, 1.237.229 están completamente marginados del circuito previsional. De ellos, 111.847 son santafesinos y conforman un 33 por ciento de los 338.929 habitantes de esa edad que tiene la provincia.

La situación de Santa Fe no es, mirada en porcentajes, de las peores del país. Está por debajo de la media nacional del 34,5 por ciento, y sólo muestran mejores niveles La Pampa, Catamarca, La Rioja y la ciudad de Buenos Aires.

Pero la situación adquiere mayor dramatismo si se tiene en cuenta que es la tercera jurisdicción, después de la provincia de Buenos Aires y de la Capital Federal, con más habitantes mayores de 65 años. Y además, Santa Fe tiene el agravante de que es la provincia donde hay más mayores de 65 años que son sostén de familia. Es decir que a los pobres que no reciben nada se suman los pobres que reciben poco y deben mantener al resto.


Crecimiento sostenido
Este fenómeno de la falta de cobertura ha ido creciendo sostenidamente durante la década del 90 y en la que corre. En 1991, la carencia alcanzaba al 23,6 por ciento de los santafesinos mayores de 65 años. Si se tiene en cuenta el creciente nivel de precarización laboral que sufrió el país, es de esperar que la curva ascendente no se detenga.

Un dato del trabajo resulta más que ilustrativo y habla de las consecuencias que tienen a largo plazo las políticas económicas y laborales. Cuando se mira el universo de pasivos estudiado por Equis, se advierte que el mayor porcentaje de desamparo está entre los más jóvenes (desde los 65 a los 69 años), que son indudablemente los que sufrieron la debacle de las últimas décadas.

De ellos, el 54 por ciento no percibe ningún haber jubilatorio, pero la relación se reduce al 12 por ciento cuando se trata de personas mayores de 85 años, o sea, las que se jubilaron hace 25 años, después de trabajar las prolíficas décadas del 45-55, 55-65 y 65-75. Otro factor que indudablemente influye en esa diferencia es que muchas de las personas que tienen entre 65 y 70 años todavía están trabajando para poder mantener sus ingresos y no fenecer con el magro haber jubilatorio.

La relación entre falta de cobertura previsional e informalidad laboral queda evidenciada, por ejemplo, en la evolución que hizo el trabajo en negro durante los últimos años. En Santa Fe, y de acuerdo al informe de Equis, el trabajo informal pasó del 25,3 por ciento en 1990 al 45,1 por ciento del total de trabajadores en relación de dependencia. Esta realidad, que ubica a la mitad de los empleados por fuera del sistema de aportes, tiene una relación directa con el futuro previsional: los que hoy no aportan mañana no se van a jubilar, con lo que el sistema se hará añicos en el mediano plazo.

Además, la falta de aportes aumenta a medida que el ingreso del asalariado es menor y por lo tanto tiene menos capacidad de capitalizarse por fuera del sistema. Si se divide al total de los asalariados del país en cinco partes iguales, de la quinta parte correspondiente a los que menos ganan, el 92,2 por ciento no aporta; de la segunda quinta parte, no lo hace el 60,2 por ciento. El dato no es menor, porque esto significa que, además de no contar con una jubilación, tampoco van a a tener un ahorro o una renta de la que agarrarse, y es muy posible que su situación se haya trasladado también al resto de la familia, con lo que la posibilidad de sustento por parte de los hijos es aún menor.

A los que trabajan y no hacen aportes se suman, por supuesto, los que directamente no trabajan y forman parte del universo de desocupados.

"La intensificación en el tiempo de formas laborales precarias y el desempleo abierto creciente conducen inexorablemente al incremento en la marginación de la cobertura y seguridad social, y con ello a un aumento proporcional en la situación de vulnerabilidad socioeconómica de una gran proporción de ciudadanos", afirma el informe.

Visto a futuro, y haciendo una proyección para el año 2010, Equis calcula que en Santa Fe el 38,5 por ciento (casi cuatro de cada diez) de las personas en condiciones de jubilarse no podrá hacerlo. En total, serán 144.375 santafesinos sin sustento propio y con pobres posibilidades de sostenerse en el ámbito familiar.

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