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 miércoles, 29 de octubre de 2003

Babenco se mete en las cárceles brasileñas
El cineasta llevó "Carandirú" al festival uruguayo

El director argentino-brasileño Héctor Eduardo Babenco aseguró en el marco del Festival de Cine de Montevideo que su reciente película "Carandirú" refleja "la vida en la cárcel y en la sociedad brasileñas".

El filme fue elegido por los brasileños para postularse al Oscar como "mejor película extranjera", y Babenco se mostró confiado en que la Academia de Hollywood puede seleccionar su última obra entre las cinco candidatas a la estatuilla de oro. "No tengo certeza de estar, pero puede ser", admitió en conferencia de prensa.

Babenco, de 57 años, llegó a Uruguay para participar del Festival de Cine de Montevideo, organizado por la Asociación de Críticos Cinematográficos del Uruguay, una muestra no competitiva de películas de calidad que se prolongará hasta el próximo fin de semana.

Babenco recordó que "Carandirú" -que cuenta la vida de los presos de la famosa cárcel de Sao Paulo, donde los motines y las tragedias son el orden del día- nació por su relación con un médico de los prisioneros, que también lo trató personalmente.

"Carandirú", con una recaudación de más de 10 millones de dólares y unos 5 millones de espectadores, es la película brasileña más taquillera de todos los tiempos. Sin embargo, el récord de espectadores sigue en manos de "Doña Flor y sus dos maridos", de Bruno Barreto (1975), vista por 11 millones de personas.

Carandirú "es para mí una coincidencia muy feliz, porque el hombre que escribió el libro en el que está basada es el médico que me curó del cáncer y tenemos una relación de 14 años, durante los cuales yo seguí el proceso de escritura del libro", había admitido Babenco en Cannes, donde concursó su película.

"Yo estaba muy mal, muy carente de fantasía propia después de salir de un trasplante de médula ósea y de un tratamiento muy duro, y el leer el libro con formato de libro, no ya en páginas sueltas, me devolvió las ganas de trabajar", añadió.

Esta obra, con la que volvió a hacer cine después de muchos años de inactividad, refleja la violencia de la sociedad brasileña, posiblemente más virulenta que las de las cárceles. En Sao Paulo "la mortalidad semanal que deja la violencia es de 60 personas, es decir que hay 60 asesinatos por semana", enfatizó.

En la convivencia carcelaria, sin embargo, hay reglas y se cumplen en forma más estricta, como sucede en el penal de Carandirú donde "hay un presidio dentro del presidio, donde van los condenados por los propios presos".

El penal de Carandirú, con capacidad para 3.000 reclusos, aloja a cerca de 10.000, y ya debió enfrentar dos históricos motines, uno en 1992 que finalizó con 111 muertos, y otro en 2001, con una decena de víctimas fatales. Como en muchos de sus películas, Babenco utilizó unos pocos actores profesionales y una mayoría de aficionados.

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La última película del director argentino.

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