| miércoles, 29 de octubre de 2003 | El plan municipal Rosario Hábitat ya intervino siete asentamientos irregulares Más de 15 mil vecinos dejarán de vivir en villas miseria en dos años Se trasladaron ayer 123 familias de Las Flores al barrio de Rouillón al 4200. La Capital estuvo en la mudanza Laura Vilche-Carla Rizotto / La Capital Más de 15.000 vecinos de la ciudad abandonarán en los próximos dos años las villas donde hoy viven. Al menos ese es el objetivo inicial que se fijó Rosario Hábitat, un programa de recuperación de asentamientos irregulares que se lleva adelante desde el 2000 con financiamiento de la Municipalidad y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Ayer, con el traslado de 123 familias de Las Flores Sur (San Martín al 6400) al nuevo barrio Renacer (Rouillón al 4200) culminó una primera etapa del plan. Ahora queda por relocalizar a vecinos de las villas Corrientes, más conocida como La Lata (Corrientes y Virasoro), y la ubicada en el barrio Empalme Graneros, al noroeste de la ciudad. También se urbanizará el lugar de origen de quienes viven en La Lagunita (Provincias Unidas al 3900): luz, gas natural y agua potable serán sólo algunas de las comodidades con las que contarán estos vecinos.
Y eso no es todo para este proyecto que se propone regularizar todas las villas de la ciudad con una inversión de 70 millones de dólares (ver infografía). "El año que viene seguiremos trabajando con nuevas familias. Cuatro barrios más podrían sumarse al programa si el BID aprueba los anteproyectos ya enviados", señaló la directora del Servicio Público de la Vivienda, María Isabel Garzia.
El proyecto de relocalización y urbanización de villas miserias rosarinas nació en el 98. En ese momento benefició a 2.650 personas (530 familias) de los barrios La Tablada (27 de Febrero y acceso sur), Villa Banana (Lima y 27 de Febrero) y otros de 27 de Febrero y Godoy. Todos fueron trasladados a la zona oeste, de Rouillón al 4000.
Dos años más tarde, se creó formalmente el programa Rosario Hábitat que se propuso ir más allá: intervenir en otras cuatro villas y mejorar la calidad de vida de 2.500 familias. "Si las tareas se ejecutan en los plazos establecidos, llegaremos al 2005 mejorando la calidad de vida de 15.150 personas que viven en siete villas. Algunos tendrán nuevas viviendas; otros accederán a servicios básicos", detalló Garzia.
Las nuevas casas no van de regalo. Aún no se determinó el monto, pero sus propietarios deberán pagar por ellas cuotas acorde al ingreso familiar, por un término de 20 años. "Seguramente les será un gran esfuerzo porque la mayoría cobra subsidios y hace changas. No olvidemos que estos vecinos dejan de ser villeros, pero siguen siendo pobres", indicó Garzia.
Quienes dirigen Rosario Hábitat aclaran que no es un mero plan de construcción de viviendas. Se prepara a los vecinos para abandonar su lugar, se discute con ellos la nueva localización, se realiza junto a ellos la mudanza, se los capacita y se les brinda espacios recreativos y deportivos en el nuevo barrio.
El traslado Vivir en casillas de chapas, enganchados de la luz, en medio de un basural y rogando que no llueva para no inundarse comenzó a ser parte del pasado para las 600 personas que terminaron de mudarse ayer de Las Flores Sur al barrio Renacer.
Una de las últimas en recoger sus pocas cosas fue Isabel Servín, oriunda de Corrientes, de 53 años y madre de 10 hijos. "Viví en Las Flores por tres años. Cada vez que se inundó el terreno perdí gran parte de las cosas y otras me las robaron. Un día llegué y se habían llevado mi única radio y la cama", se lamentó la mujer que se mudará a la nueva casa con un hijo soltero.
"No veo la hora de llegar al barrio, limpiar todo y cambiar la vida. ¿Sabe que me compraría si pudiera? Un aparador, una mesa y unas sillas", agregó Isabel antes de aclarar que no tiene heladera, televisor, cocina, ni lavarropa.
Los propios vecinos votaron el nombre del barrio de destino. "Algunos querían llamarlo Las Flores II, pero yo voté por Renacer. Es bueno empezar de nuevo, vivir en un lugar sin mala fama", aseguró Mariela Pereyra, de 27 años, peluquera y madre de Abril y Daniel.
Mariela recibe a La Capital como su primer invitado, a 24 horas de instalada en su nuevo hogar. En la vereda, junto al receptáculo de los residuos, ya plantó un árbol. "Es un paraíso. Lo elegí porque da mucha sombra y debajo se pueden tomar mates en verano", remarcó.
La vivienda de esta nueva vecina es igual a las 122 restantes: blanca y con aberturas celestes. Tiene una sala grande, una kitchenette, un baño, un terreno en su parte trasera y cuenta con luz, agua y gas.
Está impecable la casa de Mariela y ella la muestra con orgullo. Su baño huele a lavandina y "hasta tiene bidé", señala mientras invita a una recorrida. Todo su mobiliario lo conforman una mesa con tres sillas, un ropero que divide el ambiente, dos cuchetas y una cama.
"Acá pienso construir dos habitaciones: una para el nene y otra para la nena y tal vez en un futuro haga dos más. Quiero tener un espacio para mí, para tener mis cosas y otra para mi pareja. Yo colgaré un afiche de Bon Jovi y que él cuelgue uno de Newell's o de los Redondos, si quiere", comentó Mariela.
La nueva propietaria dice estar "muy contenta" por no tener que colocar más palanganas bajo las goteras en cada lluvia y pensar que pasará un invierno más benigno que los de Las Flores. "Allí no tenía estufa y cada vez que lavaba ropa con agua fría me congelaba. Ni hablar de ir al baño, como no tenía, iba a la casa de mi mamá", recordó Mariela.
Para ella y sus vecinos, el barrio no sólo es nuevo sino que ofrece más de una ventaja. A pocos metros pasa la línea de colectivo 110, está la Escuela Nº1.318 y el Centro Crecer Nº21, hay una plaza y a seis cuadras se ubica un dispensario y el Polideportivo Municipal Deliot. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Los nuevos habitantes del barrio Renacer. | | |