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 viernes, 17 de octubre de 2003

25 años. Juan Pablo II enfatizó la condición de celibato para los sacerdotes
El Papa afirmó que Dios le pide que continúe, a pesar de su fragilidad
En la misa por su cuarto de siglo en el papado, pidió a todos los fieles que recen por él y por su misión

Crispian Balmer y Philip Pullela

Un débil y emocionado Juan Pablo II fue transportado ayer a la Plaza San Pedro, donde hace 25 años se dirigió a los católicos del mundo como nuevo Pontífice, dijo que Dios le pedía que continuara en sus funciones a pesar de su fragilidad. Aplaudido por decenas de miles de peregrinos, el Papa, de 83 años, recordó el día de 1978 cuando fue elegido por el Colegio Cardenalicio en la Capilla Sixtina y dijo que tembló bajo el peso de la responsabilidad sobre sus espaldas.

El Papa lanzó un conmovedor llamado a los fieles de todo el mundo para que recen por él, que lo ayuden con sus oraciones y solidaridad a seguir su misión, en el curso de la misa por su 25 años de pontificado. "Les ruego hermanos y hermanas queridas que no interrumpan esta obra de amor por el sucesor de San Pedro. Les pido una vez más: ayuden al Papa y a todos los que quieren servir al hombre y la humanidad entera", afirmó en su discurso, pronunciado en nombre del Papa por monseñor Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaría de Estado.

Su cuerpo tiembla ahora a causa de la enfermedad de Parkinson y los dolores artríticos que lo afectan, pero el Papa nacido en Polonia dejó en claro que tiene la intención de permanecer en la Silla de Pedro como pastor de los mil millones de católicos del mundo hasta su muerte y que no renunciará como algunos habían especulado.

"El (Dios), conocedor de mi fragilidad humana, me alienta a responder con la fe y me invita a asumir las responsabilidades que El mismo me confió", dijo el Papa en la homilía celebrada en una misa al aire libre.

Durante el sacrificio de la misa resonaron las campanas y los cánticos mientras el sol que se ponía tras la basílica de San Pedro, a la hora del día en que 25 años antes se percibió la fumata blanca que señalaba que "había Papa" tras la reunión del Cónclave, el 16 de octubre de 1978.

"Hoy, hermanos y hermanas, estoy feliz de compartir con ustedes una experiencia que ha se ha vivido durante un cuarto de siglo", dijo el Papa con lentitud y dificultad. El Pontífice llegó en su trono sobre ruedas al gran salón de audiencias del Vaticano, donde una multitud de cardenales y peregrinos lo esperaba para iniciar las festividades.

Con su cabeza inclinada a un lado, Juan Pablo II saludó a los fieles, que agitaban banderas. Los asistentes se levantaron al ver al líder católico que ha revolucionado su cargo y llevado su mensaje más allá de los confines del pequeño estado del Vaticano.

Durante la ceremonia matutina, el Pontífice firmó el documento de 192 páginas que escribió sobre el papel de los obispos. Este dice que el mundo parece que estuviera envuelto en una "guerra de los poderosos contra los débiles" y condena el fundamentalismo religioso. "En muchas áreas, el mundo parece un barril de pólvora a punto de explotar y arrojar inmenso sufrimiento a la familia humana", escribió en el documento, una categórica acusación a las naciones ricas.

También reafirmó la condición de celibato para los sacerdotes. Pero las celebraciones se han visto ensombrecidas por preocupaciones sobre la frágil salud del Papa, que aparentemente ha sufrido un drástico desmejoramiento en las últimas semanas.

Muchos cardenales han declinado hablar sobre la salud del Papa e insisten en que su pontificado, que ya es el cuarto más largo en los 2.000 años de historia de la iglesia, todavía está activo.


Elogios desde el exterior
De todo el mundo llegaron mensajes de felicitación, incluso de Rusia, uno de los pocos países que no ha dado permiso para una visita de Juan Pablo II.

"La comunidad internacional valora altamente su trabajo constante por la paz, la Justicia y los valores humanos", dijo el presidente ruso Vladimir Putin en un telegrama al Papa.

Pero las actitudes en otras partes eran más moderadas.

Muchos católicos, especialmente del mundo desarrollado, no comparten los puntos de vista de línea dura del Papa contra los anticonceptivos, el aborto, el matrimonio de sacerdotes y la ordenación de mujeres. Algunos incluso lo acusan de ser demasiado autoritario e intransigente.

Sin embargo, todos coinciden en que ha sido una gran figura internacional que ha hecho campañas por la paz, trabajado sin descanso por la reconciliación de los cristianos y judíos y que fue clave en la caída del comunismo.

"Mujeres y hombres te escuchan y confían en ti, desde las mayores metrópolis hasta los poblados más pequeños", dijo el presidente italiano Carlo Azeglio Ciampi en un discurso difundido en todas las estaciones de televisión italianas.

Las celebraciones por el aniversario continuarán mañana con un concierto y un espectáculo de fuegos artificiales. El domingo, el Papa beatificará a la Madre Teresa de Calcuta. (Reuters, DPA y AFP)

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El Papa recibió el saludo de miles de peregrinos.

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