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 viernes, 17 de octubre de 2003

La primera vez en la historia que un Papa visitó Rosario
Estuvo en la ciudad durante su segunda estada en la Argentina, en 1987. Vino por su devoción a la Virgen

La explicación de por qué el Papa visitó Rosario el 11 de abril de 1987 la dio el mismo: "Estoy muy feliz de estar en la ciudad consagrada a la Virgen María". Sucedió el 11 de abril de 1987, durante su segunda visita a la Argentina y cientos de miles de fieles le dieron un recibimiento inolvidable. Las manifestaciones de fe se sucedieron a su paso por las calles de la ciudad.

Ese histórico día el Papa condenó al terrorismo, la violencia y la guerra en su mensaje al pueblo de Rosario. "Tenéis ante vosotros muestras evidentes de difusión del secularismo que pretende invadirlo todo; a la vez, estáis percibiendo con señales muy claras, la creciente hambre de Dios", dijo en un pasaje de la homilía Juan Pablo II, para advertir luego que "nos siguen azotando los vientos de violencia, del terrorismo, de la guerra; pero, gracias a Dios, se va reforzando más y más el ansia universal de paz".

El mensaje pronunciado durante la misa concelebrada en el altar levantado en el Monumento Nacional a la Bandera, fue seguido con devoción por la multitud que se movilizó en absoluto orden antes y después del histórico suceso.

Los organizadores estimaron en más de 300 mil personas la concurrencia al oficio religioso recordando, además, los miles de fieles que se volcaron a las calles por donde transitó la comitiva y los que se congregaron frente al Arzobispado.

Entrelas 9.01 y las 15.41 -cuando se avistó al avión que traía a Juan Pablo II a nuestra ciudad y cuando el aparato despegó de Fisherton-, los rosarinos vivieron momentos inolvidables. Cumplido el protocolo en el aeropuerto local, toda la religiosidad, admiración y alegría se manifestaron con imponencia en cada avenida, calle o pasaje de nuestra ciudad, por donde pasó el papamóvil y en las adyacencias.

La demostración de fe, cariño (o simple interés por ver a Juan Pablo), fue notable. El clima llegó al máximo cuando la caravana transitó por avenida Pellegrini, desde Ovidio Lagos hasta Belgrano. Familias completas, madres con bebés en brazos y personas lisiadas dejaron de lado cualquier tipo de circunstancia que hiciera pensar en no poder estar presentes.

La llegada del Santo Padre al Monumento fue indescriptible, según las propias palabras de La Capital: "Todas las palabras resultan vacías para describir ese majestuoso acto y las reacciones de la multitud".

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El Papa, acompañado por José María Vernet.

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