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 sábado, 11 de octubre de 2003

Tulio Adorna declaró casi cuatro horas
Doble crimen de Funes: "No me acuerdo de lo que pasó"
Dijo que se enteró por la prensa de lo ocurrido, con lo que sugirió que no tenía conciencia de sus actos. Admitió que consumió drogas

Jorge Salum, Osvaldo Aguirre y Eduardo Caniglia / La Capital

"No me acuerdo de nada de lo que pasó en ese momento en mi casa", fue la frase más resonante. "Me enteré de que me acusan de haber disparado por lo que dice la prensa", fue otra de las más significativas. Las dijo Tulio, el chico de 17 años señalado como el responsable del infierno en el chalé de la familia Adorna, quien ayer estuvo frente al juez Juan Leandro Artigas. Las tres horas y media de su declaración no entregaron muchas respuestas que permitan aclarar este difícil enigma. El joven se dijo incapaz de precisar cómo empuñó el arma y disparó los balazos letales que terminaron con la vida de su padre y su hermano e hirieron a su madre y su abuela. Tampoco aludió a algún detonante, pero negó que el motivo que desencadenó la balacera haya sido una discusión con su papá. Sí brindó otros detalles que pueden servir para explicar la conducta y su relación con su familia en los días previos al desastre.

Tulio reveló en los Tribunales que consumía marihuana y otras sustancias, aunque no precisó si el sábado pasado, cuando irrumpió en el living de la casona de San José 2432, en Funes, estaba bajo los efectos de las drogas. Con una declaración pareció dejar en claro una estrategia: la de no admitir conciencia en el momento del incidente. "Me enteré de lo que había hecho cuando leí el diario en la Jefatura", contó.

La cuestión relativa a las drogas no es un problema que afecte sólo al muchacho. Las cinco personas que escucharon su relato en el juzgado de Menores Nº2 se sorprendieron cuando brindó detalles que pueden involucrar a algunas personas de su entorno con el tráfico de drogas. Este no es tema menor porque deja abierta la posibilidad para que un juzgado federal, si la fiscal lo requiere, investigue la cuestión.

La visión de la defensa de Tulio de la declaración del muchacho tiene algunos detalles disímiles. Según contó el abogado Jorge Bedouret, el chico contestó todas las preguntas que se le formularon. Sostuvo que el adolescente recordó "bastante" de lo que ocurrió en el chalé de los Adorna y en los días previos. Pero reconoció que su relato fue fragmentado, "en forma de flashes", y no pudo hilvanar la dramática historia desde el principio al fin.

También contó cómo era su relación con los miembros de su familia, pero no trascendieron pormenores de estos vínculos en su vida doméstica. Sin embargo, ayer a la tarde, Tulio desgranó todos sus pasos del día anterior al desastre. Pero cuando las preguntas de los integrantes del juzgado apuntaron a conocer sus movimientos a partir del momento en que recogió la pistola Bersa con silenciador su relato entró en una nebulosa. Dijo que no podía recordar nada.

El trámite procesal, por lo menos en una primera lectura, permite inferir un privilegio que se le otorgó al menor. Su abogado pidió que las actas de la audiencia quedaran guardadas bajo llave y la declaración no se incorpore al expediente para preservar al chico porque en el caso aparecen involucradas otras personas de su familia.

El juez Artigas decidió aceptar este pedido, aunque esto no ocurre con el resto de los menores detenidos, que no son protegidos de la misma manera. La explicación para acordar tal estrategia puede sondearse en el acuerdo del juez de la causa y el abogado del muchacho para mantener -en un momento preliminar de la pesquisa en que todas las hipótesis deberían estar abiertas- guardar silencio acerca de la historia familiar. La fiscal Alicia Donni de Donatti validó, al no objetarlo, este punto.

La estrategia procesal de la defensa sufrió un revés. Bedouret pidió que al muchacho se lo interne en un instituto de rehabilitación privado para que sea tratado por sus presuntos problemas de adicción. También por algunas afecciones médicas como "alergias y problemas respiratorios". Y eventualmente por sus trastornos psicológicos. Artigas rechazó este pedido y decidió que Tulio continúe detenido en la Jefatura de Policía, aunque con la atención médica que necesite.

Para adoptar esta determinación, el magistrado tomó en cuenta las recomendaciones que el psiquiatra forense Carlos Elías sugirió en un estudio sobre su estado psíquico que todavía es preliminar. "El chico está emocionalmente estable, porque de otro modo estaría internado y no en un lugar de detención", planteó.



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"Me enteré cuando leí el diario", dijo ayer Tulio.

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