Probablemente contagiado por el fuerte clima de euforia que expresaban miles de manifestantes en la Plaza de Mayo, el flamante presidente Néstor Kirchner, en una actitud inédita, rompió el protocolo y se mezcló con la gente. Quien más sufrió el arranque de espontaneidad del jefe del Estado fue la custodia presidencial, que no pudo evitar que Kirchner terminara la caminata con una herida leve, cuando en medio de las muestras de afecto de los manifestantes una cámara fotográfica impactó accidentalmente contra la frente del mandatario. Finalmente, Kirchner logró ingresar a la Casa de Gobierno con su traje arrugado, la banda presidencial descolocada y el bastón de mando en mano de uno de sus custodios. Por eso, luego debió tomar juramento a sus ministros con una banda adhesiva en la frente. La Policía Federal estimó que unas 15.000 personas se congregaron en la Plaza de Mayo para celebrar la asunción de Kirchner. A las 18.45 tuvieron su recompensa: el flamante presidente salió al histórico balcón de la Casa Rosada para saludar acompañado por su mujer, Cristina Fernández; su hija, Florencia; el vicepresidente Daniel Scioli y su esposa, Karina Rabollini; así como algunos colaboradores. Emocionado, desde allí entonó las estrofas del Himno Nacional y luego se dirigió a la catedral metropolitana para participar del tradicional tedéum.
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