Luis Castro / Ovación
Era previsible que Eduardo Coudet jugara un partido aparte con los hinchas de Newell's. Es decir, se sabía de antemano que la historia de siempre se iba a repetir. Y así ocurrió. En el mismo instante que pisó el césped del Coloso comenzó el hostigamiento que duró todo el encuentro. El odio con el ex canalla es tan grande que los leprosos colgaron una bandera dedicada a su persona: "Coudet te fuiste por cagón, volviste por fracasado" (en referencia a su paso por España). Pero nada de eso al Chacho lo inmuta, tan es así que antes de retirarse del estadio se refirió a esa dedicatoria: "Eso me afecta muy poco, menos si viene de esta gente". Toda la bronca hacia el rubio volante se trasladó a los propios jugadores rojinegros, que no dudaron en atenderlo cada vez que tomaba la pelota. Y el primero que lo hizo fue Manso (a los 7'). La tribuna festejó como si el Piojo hubiese realizado la jugada más espectacular de la tarde. El segundo roce lo tuvo como protagonista a Kmet (a los 20'). El Chacho reaccionó y apareció Domínguez para sumarse a la prepoteada y defender a su compañero (N. de R.: ya habían tenido un entredicho en el torneo anterior). Como si se tratara de hacer cola para atender a Coudet, tres minutos más tarde llegó el turno para Adinolfi, quien lo bajó y se ganó la amarilla. La gente se deleitaba y el Chacho, que parecía agrandarse cada vez más, jugaba su partido, más allá de que luego se encargara de negarlo cuando sostenía que "jugué para River. Traté de hacer las cosas bien para el equipo, no jugué ningún encuentro para mí". "¿A mí me viste muy nervioso? Era un partido de ellos contra mí y no al revés. Se ve que me tienen muy presente", expresaba con ese tono desafiante en el vestuario millonario. Y hasta negó haber saludado con ironía a los leprosos luego de una jugada personal que terminó con el empate parcial de Fuertes. "No, te habrás equivocado, yo no los saludé", contestó. Los silbidos, que se repetían cada vez que tocaba la pelota, al Chacho no lo perturbaron, al contrario "me ponen bien, juego más tranquilo y no me alteran". A pesar de los insultos y el hostigamiento permanente Coudet trató de minimizar el duelo personal que mantuvo con la gente de Newell's. Hasta que no aguantó más y antes de abordar el ómnibus, mientras de fondo lo acompañaban los últimos gritos de más de un centenar de leprosos, disparó una frase con su sello. "Me gustó la cancha, pero es un poco fresca".
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