Newell's manejaba el Minardi y de golpe se encontró con que los rivales se iban de pista y Schumacher paraba en boxes dejándolo adelante. Y con la bandera a cuadros a la vista, la Ferrari recuperó terreno y le dio caza en la última curva. La comparación resulta exagerada pero grafica hasta qué punto el equipo de Veira, que adoleció de una propuesta competitiva, masticó la bronca por la victoria que, ante un rival de los blasones de River y pese a no justificarla, se le escurría de las manos en el último instante. Cabeza va, cabeza viene, el debut rojinegro se consumó entre cuatro testazos, la sensación de que deberá dar mucho más si pretende ser protagonista y de que el punto conseguido no es para despreciar, despojando el análisis de las pasiones del momento.
Newell's fue el que pretende Veira sólo en los contragolpes de su manual que terminaron en la red. Rápidos, precisos, contundentes. Así su equipo logró ponerse en ventaja dos veces cuando era asediado y sólo se dedicaba a resistir el monopolio de pelota del que hizo gala River durante casi todo el partido. Y encima tampoco lo hacía tan bien que digamos.
La reacción de Comizzo tapándole el gol a Silvani, luego de remediar el error de dejarle la pelota servida en un remate de Adinolfi, fue sólo un espejismo. El reloj no había marcado los 10' y Newell's recién se acercaría con peligro sobre los 40', cuando Manso habilitó de derecha a Rosales entre tres rivales (como Maradona a Caniggia ante Brasil en el Mundial 90), y el delantero le hizo las cosas fáciles a Comizzo.
En el medio y después, hasta el primero de los cuatro goles de cabeza del partido, la defensa rojinegra era un frontón que sacaba como podía y casi siempre la entregaba mal para que River volviera a empezar. Y si no fuera porque Cavenaghi quería hacer el gol de su vida en vez de la más fácil, seguro que su equipo se ponía en ventaja y hubiera metido en serios problemas a un Newell's incapaz de asumir la iniciativa.
Manso fue tan inteligente en las que tocó como poco adepto al esfuerzo. Ponzio y Kmet sí corrieron mucho pero parecieron tan daltónicos en las entregas que sistemáticamente quedaban en los pies rivales. Y Domínguez, siempre bien ubicado, fue sin embargo peón en el mediocampo donde D'Alessandro fue patrón, y Coudet y Ahumada sus capataces.
Passet tapó dos pelotas de gol a Garcé y Cavenaghi, pero fue espectador en los goles millonarios. Y Ré y Grabinski, quienes en los mano a mano siempre se mostraron sólidos, no coordinaron en conjunto como para impedir que Fuertes y Ameli cabeceen con libertad en sus dominios.
Pese a todo, este equipo rojinegro hizo restregar los ojos a sus hinchas aunque después los volviera a la realidad dejándoles el festejo atragantado. El saco le quedó grande a Newell's pero no tanto como para despreciarlo. Los quilates del rival al fin equilibran el mérito.
Síntesis
Newell's 2: \Passet 4, Vella 5, Ré 5, Grabinski 5, Adinolfi 5, Ponzio 4 (67' Villar 6), Domínguez 5, Kmet 4, Manso 5 (80' Marino), Rosales 7, Silvani 6 (87' Fernández). Suplentes: Palos y Sacripanti. DT: Héctor Veira.
\River 2: \Comizzo 4, Garcé 5, Ameli 5, Demichelis 4, Rojas 7, Coudet 6, C. Husaín 5 (74' Pereyra), Ahumada 6 (68' Fernández 5), D'Alessandro 7, Cuevas 6 (72' Fuertes), Cavenaghi 5. Suplentes: Buljubasich y Lequi. DT: Manuel Pellegrini.
\Cancha: Coloso. Arbitro: Fabián Madorrán (6). Recaudación: no fue dada.
Goles: 63' Rosales (NOB), 76' Fuertes (RP), 84' Marino (NOB) y 90' Ameli (RP).
Amonestados: Adinolfi, Ponzio, Domínguez y Fernández (NOB) Demichelis y Husain (RP). Incidencias: no hubo.