Luis Castro / La Capital
Enviado especial.- Parecía que podía vislumbrarse un cambio. La mejoría en la motivación y el estado de ánimo evidenciado por el plantel en los días previos llevaba a pensar eso. Y permitía alimentar las ilusiones de los hinchas en que tal vez Newell's pudiera retomar el camino. Ese camino de los buenos resultados que perdió hace un tiempo. Pero no. La derrota volvió a hacerse presente para seguir golpeando el alma leprosa e impidió que se pudiera dejar atrás los malos recuerdos. Episodio 1. Con toda la carga emotiva que transmitió el Bambino desde su llegada, Ñuls llegó al bosque con la firme intención de ser protagonista y jugar con la desesperación del rival. Y las primeras imágenes mostraban precisamente eso. Lo que inculcó el técnico en cada ensayo. "Quiero que jueguen de la misma manera tanto de local como de visitante". Bajo esa consigna el equipo se apoderó de la pelota y jugaba en terreno enemigo aguardando el primer error de Gimnasia. Y en el primer tiro libre a favor casi logra sacar rédito. El centro de Ponzio fue capitalizado por Crosa, quien de cabeza picó la pelota al piso y luego rebotó en el travesaño. El Lobo no reaccionaba, por eso la zona media era propiedad de la lepra. Domínguez (lo mejor de Ñuls) ganaba y hacía jugar, como si toda su vida hubiese jugado de 5. Ponzio y Liendo cumplían con su función de conducir los avances y así llegó la chance desperdiciada por Sacripanti. Lentamente el conjunto del Bambino se fue desdibujando por las imprecisiones. Perdió la pelota y permitió que el limitado Gimnasia se convirtiera en amo y señor. Y después de un par de acercamientos al arco de Passet sacó provecho de un rebote tras un tiro libre y un descuido en el fondo permitiendo el festejo de Salazar. Episodio 2. Las palabras de Veira en el vestuario parecieron hacer efecto. Manso tuvo la ocasión de hacer el gol de su vida, pero Olave no se lo permitió. Pero pocos minutos más tarde Sacripanti llevó tranquilidad al pueblo leproso. Newell's volvía a ser superior y parecía que iba a ir por más. Pero otra vez cedió la pelota y el terreno. Esteban González y Choy González ganaron en el medio (Domínguez no podía con todos, ya que Ponzio y Liendo estaban desconocidos), mientras que Muller, Enría y Salazar no dejaban de inquietar en el fondo leproso. ¿El saldo? Carucha le ganó por primera vez a Crosa, Passet no salió a cortar y el cabezazo goleador para desatar la desazón leprosa. Luego los intentos por cambiar el destino fueron en vano. El Lobo controló el juego y dejó que se consumieran los minutos de un partido apático y deslucido (es cierto que la lluvia también colaboró para que se diera así). Reflexión. "El fútbol es un estado de ánimo", es una de las frases que utilizó el Bambino a la hora de dar un diagnóstico. En apenas algunos días parecía que había logrado sacar al equipo de su letargo. Pero fue un parecer. Sólo eso. Porque en la cancha todo siguió como era entonces.
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