Luis Castro / La Capital
Julio Alberto Zamora tuvo un día de furia. Los cuestionamientos y las dudas en torno a su continuidad no le permitían tener la tranquilidad tan deseada. El entredicho entre el entrenador de arqueros Carlos Panciroli con Luciano Palos en la tarde del jueves (se realizó en el Coloso a puertas cerradas), que motivó la expulsión de la práctica de Lulú y del que tomó conocimiento este medio, había elevado la temperatura del Negro. "¿Quién fue el buchón?", habría preguntado, palabra más palabra menos, el entrenador, que desde hace un tiempo trata de dilucidar de dónde surgen las informaciones que publica este medio. Tan es así que en algún momento hasta habría señalado a algunos jugadores. Este primer incidente de la semana a días del trascendental partido con Lanús, en el que se jugaba su cargo (una fuente consultada dijo que Héctor Rodolfo Veira podría venir al Parque si Julio Zamora se va del club), sumado a la publicación de la reunión con el fin de hablar supuestamente de la sucesión del entrenador motivó que el Negro montara en cólera ayer bien temprano. Llegó el diario. Alrededor de las 9 y en la tranquilidad, hasta ese momento, reinante en el predio La Ilusión de Ricardone, algunos jugadores se aprestaban a desayunar y a leer el suplemento Ovacion. Cuando la lectura estuvo centrada en la nota donde se contaba del cónclave realizado en un bar céntrico en el mediodía del viernes entre un ex técnico de primera, un ex jugador, un integrante del cuerpo técnico actual y un barrabrava apareció un ayudante del Negro para llevarle el diario, que Zamora dice no leer, a su habitación. Buscando explicaciones. El técnico rápidamente buscó algunas respuestas. Y si bien en la nota publicada por este medio en su edición de ayer no se dio ningún nombre, su ayudante de campo Sergio Omar Almirón se sintió aludido y en todo momento negó ser partícipe de la reunión de la que se daba cuenta. "Si no fue nombrado, ¿por qué puso énfasis en tratar de desmentir su intervención?", se preguntó con buen tino un allegado al cuerpo técnico leproso. Negativa total. Durante toda la mañana hasta antes de partir hacia el Coloso las palabras siempre fueron las mismas. "Todo eso fue inventado", repitió el ayudante de campo, aunque Zamora le habría creído a medias. "¿Se puede inventar algo así?", se preguntaba alguien cercano al DT, a la vez que refería que "los datos eran muy concretos como para inventar una historia de este tipo". La postura continuó. Al final del encuentro, con el empate supuestamente salvador y ya en el interior del vestuario, Almirón continuó con sus dichos. Por eso apareció en la conferencia de prensa con Zamora y el resto de los integrantes del cuerpo técnico para desmentir ante todos los medios lo informado (ver aparte). La negación de Almirón sobre su intervención en la reunión no habría convencido demasiado a Zamora. Tan es así que las dudas del Negro serían grandes. Algo que puede influir en la relación, ya de por sí no muy estrecha. Y eso a esta altura podría ser irreparable.
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