Año CXXXV
 Nº 49.631
Rosario,
lunes  14 de
octubre de 2002
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La continuidad de Zamora sigue cuestionada

Gustavo Conti / La Capital

Julio Alberto Zamora desvió la atención en la conferencia de prensa. Intentó que el conflicto con este diario (ver página 6) eclipsara el verdadero interés de los medios presentes en la sala: su continuidad al frente de Newell's Old Boys luego de la pobre demostración que dejó su equipo ante un rival muy limitado como Lanús, al que le faltó un minuto para llevarse una victoria incuestionable. Pero pese a que dijo, después de muchos rodeos, estar seguro de que seguirá en el cargo, lo cierto es que a "seguro" se lo llevaron preso. El golazo de Ponzio apenas hizo tirar la pelota para adelante porque la última palabra la tendrá la dirigencia, que no está conforme con su labor y en las próximas horas puede tomar una decisión importante al respecto.
Zamora le reconoció a este medio en una charla de entresemana: "Sé que si no le ganamos a Lanús seguramente algo va a pasar y es lo que tengo que pagar". Y Newell's no sólo no le ganó a Lanús, que contó con la inspiración de Bustos Montoya y poco más, sino que la precisión de Ponzio en una jugada de pelota parada, por una dudosa infracción, resultó al fin la delgada frontera con el hecho consumado, por el mismo entrenador y las circunstancias. Claro que por ahora, porque los deseos del Negro chocarían con el disgusto de quienes ven el proceso agotado.
Pese a que Zamora dijo que el equipo tuvo la actitud que de los jugadores espera, esta vez Newell's no entregó esa sensación, como ante Boca o ante San Lorenzo hasta el segundo gol santo. Domizi fue la excepción más notoria, junto a unos pocos más. El resto se sintió atado, quizás muy presionado y parecía resignado a la derrota, algo que no pasó desapercibido para la tribuna leprosa, que se mostró dividida como nunca.
El "pongan más huevos la p... que lo parió", apareció tras el primer gol de Bustos Montoya, pero sobre todo recrudeció luego del segundo. En ese mismo momento, los plateístas de la vieja visera se acercaron al banco para insultar al Negro y minutos después, desde el corazón de la barra rojinegra, partió el primer "Andate Negro, la p... que te parió", que se mezcló enseguida y por un largo momento con un grito del mismo tenor pero hacia el presidente Eduardo López, algo inédito en el Coloso.
El clima estaba tan espeso y contradictorio que un rato después, poco antes del empate sobre la hora, apareció el primer aliento para Zamora, algo explicable en el hecho de que partió de otra facción de la misma barra. El "Olé, olé, olé, olé, Negrooo, Negrooo...", copó el ámbito del estadio y eso, junto al gol de Ponzio, atenuó el impacto de los cuestionamientos finales para el técnico.
Con el brío que le dio ese postrero apoyo, más el abrazo de Ponzio y Manso en el festejo del empate (también el Piojo celebró especialmente con el DT el primer gol), Zamora sacó pecho ante los periodistas, y allí mostró una imagen de unidad con el cuerpo técnico, especialmente con su ayudante Sergio Almirón, como cuando en la cancha se abrazaron como nunca cuando Domizi la mandó a guardar.
Pero esos lazos, como las mismas declaraciones del técnico y el agónico 2 a 2 con Lanús, no son suficientes hoy para asegurarle la continuidad. Su equipo apenas logró sacar la cabeza del agua, el agua no alcanza aún para apagar el incendio, el incendio sigue amenazando este proceso de Zamora. Y Newell's precisa recomponer la pálida expresión que viene dejando desde el clásico, más allá de nombres y afectos bien ganados de otros tiempos.


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