Pese a que no pudo evitar la derrota, la labor de Gustavo Arriola fue acaso lo más positivo de Central en su excursión a Bahía Blanca, junto a la sobriedad de Daniel Díaz. Se mostró, intentó ser la manija y, sobre todo, exhibió rapidez, algo que le venía faltando. En los últimos 15 minutos, la impotencia lo dominó como a todo a Central, pero el mediapunta demostró que ya está para que se lo tenga más en cuenta.