En vistas del resultado, la euforia que despertó Central se diría desmedida. La impresión tiene mucho más correlato en realidad con lo que mostró el equipo de Menotti, que ayer apareció vulnerable por un rival de menor cuantía como Olimpo, que sin embargo le pagó con la misma moneda. De todas formas, como la seguidilla de triunfos no eran para edificar castillos en el aire tampoco la dolorosa derrota en Bahía Blanca sepulta la ilusión. Los canallas no renunciaron a su estilo pese a las adversas circunstancias en que se desarrolló el partido, simplemente no les alcanzó, dejando también en claro que la tristeza puede estar a la vuelta de la esquina porque tampoco le sobra tanto.
Central directamente no pintó en toda la primera mitad, en la que se definió con amplitud suficiente el partido a favor de un equipo que gozó su primer triunfo en primera tras del ascenso y que le hizo volver a poner los ojos en el promedio, porque es un rival directo. Lejos, demasiado, de lo que esperaban esos cuatro mil hinchas que recorrieron los largos kilómetros desde Rosario, los auriazules mostraron al fin que también tenían su costado flaco.
Evidentemente, Central no sopesó bien al rival. En la lógica previa intuía que Olimpo se vería favorecido por el campo de juego chico, ya que se suponía opondría fuerza al toque auriazul. Esa percepción se acentuaba además con la lluvia, que empezó a caer en la mañana y se acentuó ni bien Elizondo pitó por primera vez, lo cual presumía un terreno resbaladizo, también adecuado al juego local y al que había que oponer, pese a las condiciones físicas adversas, el estilo de pelota al piso. Pero cuando el mediocampo aurinegro comenzó a tocar con Fernández Di Alessio de abanderado, contenido por Martínez y muy bien secundado por Mas y las subidas de Mannara por derecha y Tavio por izquierda, los entendidos se quedaron en el discurso, encontrándose con que Olimpo jugaba a lo Central y le ganaba la pulseada. Ya antes del misil de Medina que se desvió en Marcelo Quinteros, Olimpo había inclinado la cancha hacia Castellano y avisiaba que no iba a ser partenaire de la fiesta canalla.
Tanto fue así que no se quedó con la primera alegría sino que encontró la segunda porque la fue a buscar y si no terminó en goleada el primer tiempo fue porque Carrario definía los contragolpes con cierta displicencia, lo que desdibujó el indudable peso ofensivo que sufrió la defensa auriazul.
Ferrari y Papa siempre fueron hacia delante pero se encontraron con asiduos visitantes a sus espaldas. Daniel Quinteros terminó al final de la etapa en el barullo general después de ser el único con panorama en el mediocampo y ni su tocayo Marcelo, y mucho menos Pino y Vitamina, se hicieron notar, al punto que Central no creó situaciones.
El ingreso de Arriola, el del Mellizo y el de Delgado poco después, cambiaron la imagen abúlica de la primera parte, al tiempo que Olimpo se dedicó a cuidar bien su ventaja. Central contó con chances pero un pase de más o un remate preciso de menos abortaron la posibilidad de inquietar el sólido triunfo bahiense.
Ni el campo pequeño ni la lluvia al final fueron la causal de la derrota, porque en definitiva Olimpo le ganó con las mismas armas, dejando en claro que a los caminos de rosas hay que regarlos partido a partido y contra cualquier rival. Central venía comiéndose a los chicos crudos y al final le llamó la atención el último de la fila. Una lección que, aprendida a tiempo, le servirá para crecer.
Síntesis
Olimpo 2: Vivaldo 6; Marra 6, Laspada 5, H. Medina 6 y Tavio 5; Mannara 7, R. Martínez 6, Fernández Di Alessio 8 (90' Guzmán) y L. Mas 7 (68' Desagastizábal); Carrario 6 (63' G. Aguirre 5) y Abaurre 6. Suplentes: L. Aguirre y Delorte. DT: Julio Falcioni.
R. Central 0: Castellano 4; Ferrari 4, Talamonti 5, D. Díaz 6 y Papa 4; M. Quinteros 5, D. Quinteros 6, Pino 4 (46' Gvo. Barros Schelotto 6) y P. Sánchez 4 (46' Arriola 6); Figueroa 4 y Mandra 4 (60' C. Delgado 6). Suplentes: Manchado y M. González. DT: César Menotti.
Estadio: Olimpo.
Arbitro: Horacio Elizondo 6.
Goles: 11' Medina (O) y 16' Abaurre (O).
Amonestado: Fernández Di Alessio (O).
La Ciudad
