Los laterales de Edgardo Adinolfi se transformaron en una jugada más de ataque de Newell's cuando se producen en tres cuartos de cancha. Ayer, cada vez que lo hizo, la pelota terminó inexorablemente en el área de Talleres.
Pero el tres no dejó nada librado al azar. Siempre tuvo a mano una toalla para secar la pelota, mojada porque el piso conservaba la humedad de la lluvia del sábado a la noche.
En un lateral, la pelota terminó en el medio del área y sólo la pifia de Rosales hizo que la pelota no terminara adentro del arco.