| Sobre el impactante azul del firmamento mendocino, las altas cumbres de la cordillera de los Andes se levantan soberbias, coronadas por retazos blancos de nieve. Esas masas heladas permanentes desafían a los rayos del sol, desviándolos hacia la tierra, donde encandilan la mirada absorta de quienes contemplan boquiabiertos tamaña belleza. Nadie se atreve a hablar por no romper el encanto que produce el sonido del silencio. Ese paisaje obliga a respirar hondo con afán de llenar los pulm... |