Washington. - La enorme mayoría de la población estadounidense espera una guerra larga, y la gran mayoría respalda acciones militares contra todo grupo terrorista, y no sólo contra los responsables de los atentados del 11 de septiembre. Según una encuesta del Washington Post y la cadena ABC, el 82% de los estadounidenses sabe que el conflicto llevará tiempo y el 71% apoya la decisión anunciada por el presidente George Bush, de identificar al enemigo como toda organización terrorista del planeta. Aunque, después, algunos funcionarios del gobierno limitaron el enemigo a los terroristas que atenten o pretendan atentar contra Estados Unidos, ya sea dentro de su territorio o sus intereses o ciudadanos en cualquier parte del mundo.
Sea como sea que se defina el enemigo en términos teóricos, lo que ha quedado en claro es que algunos de los funcionarios clave del gobierno estadounidense pretenden aprovechar esta oportunidad para derrocar al gobierno de Saddam Hussein en Irak. Cuando Estados Unidos encabezó los ataques contra Irak en la guerra del Golfo Pérsico en 1991, la población estadounidense no apoyaba la continuación de la guerra hasta derrocar a Hussein. Esta vez, sin embargo, podría ser diferente.
Con la población hipersensibilizada por miles de muertes de inocentes en Nueva York y Washington, los estadounidenses están dispuesto a respaldar una acción militar larga y costosa que incluya el derrocamiento de los talibanes.
El ministro de Defensa, Donald Rumsfeld, expresó que Estados Unidos está cooperando militarmente con las fuerzas afganas opositoras a los talibanes, y el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el demócrata Joseph Biden, habló de permanecer en Afganistán y promover que se forme un gobierno de coalición.
Intervención en la política afgana
Esa buena disposición de la población estadounidense a una intervención de este tipo en la política interna afgana podría encauzarse para también tener el apoyo de la opinión pública a una intervención similar en Irak. En definitiva, el secretario de Estado, Colin Powell, aseguró la semana pasada que cuando esté finalizada la "fase uno" del conflicto, que es derrocar a los talibanes y terminar con Bin Laden y su red al-Qaeda, el presidente George Bush "no ha descartado nada" como posible "fase dos" de su guerra contra los terroristas y contra los gobiernos que protegen.
Tal vez haya entonces una "segunda vuelta" para los integrantes del actual gobierno que formaron parte del equipo que lideró la guerra contra Irak hace una década. Una lista que incluye a Powell, al actual vicepresidente, Richard Cheney, y a la actual consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice.
A pesar de que el 55% de los estadounidenses consideran que el ataque contra Afganistán hace más probable que haya más atentados terroristas contra Estados Unidos, el 94% de la población respalda a Bush en su manejo de la crisis desatada el 11 de septiembre. Este altísimo porcentaje de apoyo es, dicen los analistas políticos, un buen punto de partida para obtener, eventualmente, el respaldo de la opinión pública a fin de extender el conflicto fuera de Afganistán. (DPA)