En un hecho inédito en la historia argentina, comenzó ayer una protesta nacional organizada por afuera de las estructuras políticas y sindicales tradicionales. La medida de fuerza es liderada por los piqueteros, quienes efectúan cortes de rutas y calles en distintos puntos del país, en general en forma pacífica, salvo algunos incidentes aislados (ver página 6). La protesta, que se inició ayer a las 10 y concluirá a la misma hora de hoy, tiene como objetivo exigirle al gobierno de Fernando de la Rúa que deje sin efecto el durísimo plan de ajuste que acaba de avalar el Congreso. Los manifestantes piden también la entrega de alimentos y puestos de empleo para los sectores más pobres de la sociedad y los desocupados (el 16,4 por ciento de la población activa), además de la liberación de los dirigentes Raúl Castells y Emilio Alí, detenidos en medidas de fuerza anteriores. En todos los cortes efectuados en los lugares predeterminados existieron rutas alternativas para no obstaculizar la circulación de la gente. Las policías Federal y de las distintas provincias, si bien reforzaron la vigilancia en los puntos de concentración, se mantuvieron alejadas de los piqueteros y no intervinieron, excepto en lugares como en La Matanza, donde se desvió el tránsito hacia caminos alternativos. También fue notable la presencia de niños y adolescentes llevados por sus padres a los distintos puntos de concentración. Los piqueteros contaron con la adhesión de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), organizaciones que fueron intimadas por el gobierno a no participar de los cortes de ruta. Se sumaron otros sindicatos, como los aeronavegantes y trabajadores de la salud, partidos de izquierda y entidades defensoras de los derechos humanos, como Madres de Plaza de Mayo. La Matanza -Gran Buenos Aires- fue escenario del piquete más importante (unas 3.000 personas). Allí se efectuaron dos actos encabezados por Luis D'Elía (CTA) y Juan Carlos Alderete (CCC), quienes contaron con el apoyo de la diputada Alicia Castro. "Esto es un cachetazo a los que dicen que somos violentos", enfatizó Alderete, quien definió como "extraordinaria" la forma en que se desarrolló la protesta. En Florencio Varela, desocupados del Movimiento Teresa Rodríguez tomaron pacíficamente una sede del Banco Provincia. También estalló un artefacto explosivo en un cajero automático de una sucursal de la Banca Nazionale del Lavoro ubicada en el barrio porteño de Once. En la Capital Federal los piqueteros realizaron cortes en La Boca y en el microcentro, mientras que con el correr de las horas se extendieron a otras zonas porteñas. En el interior del país la protesta tuvo distintos escenarios, como Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Jujuy y Chaco. Una de las notas más curiosas de la jornada fue la participación en un piquete realizado en La Boca de un centenar de chicos de entre 1 y 7 años de edad, quienes concurren al comedor Los Pibes. El gobierno se mantuvo cauteloso y se limitó a reclamar a los organizadores que mantuvieran despejadas las rutas, al menos en parte, para no generar un caos de tránsito en los puntos neurálgicos. Sobre el mediodía, en una primera evaluación, el secretario de Seguridad, Enrique Mathov, dijo que (en ese momento) había nueve cortes de rutas "totales" en la Argentina, aunque con posibilidad de tomar caminos alternativos. Y contabilizó cerca de 5.000 personas. "Anotá Mathov", retrucó Alderete, quien ratificó para el martes próximo la realización de los piquetes programados desde un comienzo durante 48 horas. Además, el dirigente confirmó la protesta prevista para el martes 14 de agosto, de 72 horas ininterrumpidas.
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