Algo deprimido e indignado por la decisión del juez Jorge Urso de mandarlo a prisión, el ex presidente Carlos Menem dedicó gran parte de la jornada al "descanso, la lectura y la reflexión", aunque también recibió a familiares y políticos que se trasladaron hasta su lugar de detención para intentar templar el ánimo dañado del ex mandatario. Acompañado de su esposa, Cecilia Bolocco, Menem procuró recuperar fuerzas tras el impacto que le provocó la decisión de Urso de imputarlo como jefe de una asociación ilícita dedicada a la venta de armas, mientras sus allegados procuraron generar "espacios de intimidad" para contribuir a la tranquilidad del ex presidente". Uno de los visitantes, el intendente del partido bonaerense de Escobar, el ex subcomisario Luis Abelardo Patti, admitió a la prensa el bajón anímico del ex presidente al señalar que "un hombre que está rodeado de alambre de púas, tiene rejas y no puede salir al parque" tiene que estar afectado. Pero sostuvo que -a su entender- "lo que más lo afectó fue que le pusieran alambre de púas, que debe ser por seguridad, pero igualmente", dijo el ex policía, quien también indicó que en la jornada de ayer no hubo agua en la casa donde guarda prisión domiciliaria. Quienes lo visitaron dijeron que Menem continúa indignado no sólo con la decisión de Urso, sino también con su determinación de anticipar la indagatoria inicialmente prevista para el 13 de julio. "Fue un golpe duro. Hoy (por ayer) Menem descansó, leyó y dedicó bastante tiempo a la reflexión, es lógico que esté algo bajoneado", afirmaron algunos de los que asistieron a la casa quinta del empresario Armando Gostanián, de la localidad bonaerense de Don Torcuato. En el casco de la quinta se realizaron arreglos para dotar de mayor intimidad a la pareja, que evitó asomarse a los jardines para no ser captada por la decena de reporteros gráficos allí apostados. Según trascendidos, Bolocco, quien es la garante para el encierro domiciliario de su esposo y que no se separó en ningún momento de él, se encontraría deprimida y a la espera de la llegada de sus padres e incluso otros familiares desde Chile, ya que ella no puede abandonar el país a raíz del compromiso asumido ante la Justicia. Hasta el momento, tanto Menem como Bolocco -quienes vieron frustrado su deseo de pasar la luna de miel en Francia y Siria- no salieron de la lujosa y amplia casona para evitar ser fotografiados o grabados por los numerosos reporteros gráficos y camarógrafos que se encuentran apostados en el lugar. Las medidas para lograr la deseada intimidad no se hicieron esperar, ya que un grupo de empleados de una empresa privada comenzó a colocar una lona color verde a lo largo del enrejado perimetral de la finca para obstruir las miradas indiscretas de vecinos, periodistas y ocasionales paseantes. También se registró la llegada de varias camionetas, algunas con equipos de audio y otras con computadoras, muebles y cortinas para acondicionar la residencia al gusto de sus flamantes moradores. Además, una camioneta con un cartel de la camisería Rigar's -propiedad de Gostanián, como la quinta- que llevaron ropa de Menem y Bolocco desde el departamento de La Lucila, que el matrimonio ocupaba hasta que el juez federal Jorge Urso dispuso detener al ex jefe del Estado. Antenoche, tras seguir con atención el partido entre Boca y Palmeiras, Menem comenzó a leer parte del expediente y consultó legislación y jurisprudencia relacionada con la causa de la armas. Para otra oportunidad quedaron un libro de proverbios árabes y algunas biografías sobre figuras de la política.
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