El director técnico de Boca Juniors, Carlos Bianchi, resaltó anoche que lo más importante del título logrado por Boca Juniors es que, en un momento difícil para el país, está feliz el 40 por ciento de la población.
El técnico no sólo se mostró sensibilizado por la compleja situación socioeconómica que atraviesa la Argentina, sino que, fiel a su estilo alejado de la demagogia, le dedicó el título a su familia y a su perra, que murió ayer.
También tuvo tiempo para contar una anécdota: Cuando apenas llegué a Boca, en la Copa de Invierno de Tucumán, un señor se me acercó y me dijo si iba a sacar campeón al equipo. Yo le dije que más importante que eso era ver crecer al país, y él me respondió: «¿Sabe lo que pasa? Que Boca me puede dar una alegría, y el país todavía no me la dio».
Luego, el técnico se atrevió a aventurar que el 2001 será un año de transición para Boca, debido a la casi segura ida de muchos de sus jugadores, y les pidió a los simpatizantes que disfruten este momento porque no es fácil ganar tres títulos en un año.
En la charla previa les dije a los jugadores que tal vez ellos tengan otra oportunidad de conseguirlo, pero que a mí, a los 51 años, me será muy complicado tener la posibilidad de volver a ser tres veces campeón en un año, comentó, en referencia a la obtención de la Copa Libertadores, la Copa Intercontinental y el Apertura.
Consultado sobre el juvenil Matías Arce, autor del gol de la victoria, respondió: En la semana lo vi bien y pensé que podía formar parte de los 16. Por eso lo incluí. Es un chico con mucho futuro, que ya había hecho dos goles contra Rosario Central. Forma parte del futuro de Boca y de la transición del año que viene.
Ante otra pregunta puntual sobre si ya se siente un poco hincha de Boca, dejó bien en claro que jamás renunciará a sus principios, al expresar: El día que no vaya a ver a Vélez, voy a venir a ver a Boca.