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 viernes, 30 de noviembre de 2007  
El poeta Juan Gelman ganó el premio Cervantes
El prolífico poeta argentino de 77 años fue distinguido con el premio hispano más importante

Andrea Sosa Cabríos / DPA

El poeta argentino Juan Gelman fue galardonado ayer con el prestigioso premio Cervantes 2007, considerado el más importante de las letras hispanas y que concede el Ministerio español de Cultura en reconocimiento al conjunto de la obra de un escritor.

“Mi primera reacción fue de sorpresa, por lo que leí en los periódicos. Los distintos candidatos son todos importantes y los admiro”, dijo desde la capital mexicana el poeta de 77 años.

El premio, de unos 90 mil euros, fue anunciado por el ministro de Cultura de España, César Antonio Molina, tras la reunión del jurado, presidido por el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, quienes le otorgaron el galardón por mayoría.

Gelman es uno de los autores nacionales más premiados de la generación del 60 y ha recibido el Premio Nacional de Poesía argentino, el de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, el Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

Está radicado definitivamente en México por razones políticas.

Ternura y obsesión. Gelman vivió el exilio, el asesinato de un hijo y la búsqueda de una nieta y una nuera desaparecidas, pero su lenguaje no ha sido de protesta, sino de ternura. La poesía, dice, es su goce. Y sus obsesiones se han vuelto sus amigas.

Desde ciudad de México, donde reside, habló sobre su obra, los dolores y alegrías.

—Ya ganó los premios Juan Rulfo, el Reina Sofía y el Cervantes. Sólo falta el Nobel. ¿Cómo se siente?

—Muy emocionado. Es el más importante de la lengua española. Además, entre los candidatos posibles figuraban Goytisolo, Benedetti, por eso pensé: es imposible.

—Se habla de la ternura de su poesía, su compromiso político, el reencuentro con su nieta. Pero no es un poeta político como Pablo Neruda. ¿Cómo se define?

—Es equivocado hablar de mi poesía como política. Vivo en la realidad y no todo despierta la necesidad de escribir. Como ciudadano siento responsabilidades, compromisos que no necesariamente tienen que estar en la poesía. La ideología es parte de la subjetividad, pero no es toda su subjetividad.

—¿Cómo ve su poesía?

—Cada lector convierte un libro de poemas en otro libro. Todas las interpretaciones son válidas. Siento todavía una insatisfacción. Me gustan “Los poemas de Sydney West” porque es un libro cómico, y es difícil la literatura cómica. Mi tema son las obsesiones de siempre: amor, muerte, infancia, otoño, fraternidad, justicia social. Son pocas, pero son amigas mías.

—¿La poesía es un bálsamo, un arma o un fin?

—En la poesía el único tema es la poesía y por eso se puede hablar de todo. Para unos es un bálsamo, para otros un goce, para otros una alegría. Para mí es un goce.

—Después de todo lo que pasó con su familia, ¿Es un hombre optimista o triste?

—Hay tragedias personales sin solución. No crea que me gusta que estén juzgando y apresando al asesino de mi hijo. Es importante la justicia, es una reparación. Pero, ¿quién le devuelve a uno un hijo?

—¿Cómo ve a Argentina, después de vivir años en México? ¿Piensa en volver?

— El país donde se nace es la patria de la infancia, que tiene muchas patrias adentro: la de la primera lengua, la familia, el amor maternal. Volver, para radicarme, no. Estoy acá a gusto y mi mujer vive acá.

—¿Ya le habló su nieta para felicitarlo?

—Fue la primera que me llamó, me felicitó. Estamos un poco lejos, no nos podemos ver seguido, pero estuvo en México hace unos meses. Nos vemos todo lo seguido que permiten el trabajo y la distancia.

De la obra de Gelman se recuerdan, entre otros textos, a “El juego en que andamos” (1959), “Gotán” (1962), “Comentarios” (1978), “Carta Abierta” (1980), “Hacia el sur” (1983) y “Tantear la noche” (2000). (DPA)


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Gelman, uno de los autores nacionales más premiados de la generación del 60.

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