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 lunes, 27 de agosto de 2007  
Nueva Orleáns todavía es muy difícil de “vender” a dos años del Katrina
Los turistas volvieron, pero los profesionales y las empresas le escapan a la histórica ciudad

Nueva Orleáns.— Cruceros por el río Mississippi, desayuno en Brennan's, cena en Commander's Palace: la mayoría de las tradiciones turísticas predilectas de Nueva Orleáns reaparecieron dos años después del huracán Katrina, y las autoridades de turismo dicen que los negocios mejoran. Sin embargo, conseguir nuevos negocios y profesionales que vengan y se queden es otra cuestión.

   “Los profesionales que están dispuestos a quedarse sólo se interesan en los suburbios”, dijo Kenny Frey, reclutador de Universal Personnel, que suministra ingenieros y personal técnico a los negocios de Nueva Orleáns. “Sólo los más aventureros se atreven a considerar siquiera la ciudad”, agregó.

   La economista local Janet Speyrer coincide con su apreciación. “Piense en lo que hace que vivir en Nueva Orleáns sea mejor que en cualquier otro sitio: un festival en cada esquina, un clima templado, la diversidad de una ciudad con tanta gente diferente. Pero ahora es difícil vivir aquí. Y si nada mejora, si los emprendimientos comerciales creativos no trabajan juntos, entonces resultará difícil recuperar los mejores empleos”, aseguró.

   Los esfuerzos por mejorar la imagen de la ciudad después de la devastación del Katrina siguen su marcha. La Oficina Metropolitana de Convenciones y Visitantes de Nueva Orleáns invierte 8,5 millones de dólares para promover la ciudad en toda la nación, dijo la portavoz Mary Beth Romig. El esfuerzo se dirige a los turistas, agregó, “pero beneficiará a todos tener la imagen de una ciudad abierta y lista para negocios y visitantes”.



Fuga y burocracia. Pero Nueva Orleáns sigue siendo difícil de “vender” para personas como el reclutador Kenny Frey, mientras continúan las tendencias declinantes manifestadas ya antes del Katrina. En la industria petrolera, por ejemplo, Murphy Oil cerró en noviembre su oficina de producción y trasladó 100 empleados a Houston. Chevron está construyendo una nueva oficina en St. Tammany Parish, y trasladará sus 500 trabajadores de exploración de Nueva Orleáns antes de fin de año.

   Si bien el famoso Barrio Francés y algunos vecindarios que no se inundaron siguen rozagantes, muchos otros continúan esperando los beneficios de una recuperación lenta y aletargada por la burocracia. Mientras tanto, los titulares de los diarios resaltan episodios de delitos violentos.

   Pero Frey considera todo eso secundario. “La verdadera cuestión es una vivienda y un estilo de vida accesibles”, afirmó. La falta de alquileres a precios razonables impidió a mucha gente de bajos ingresos regresar a la ciudad, lo que dejó a restaurantes y comercios minoristas escasos de empleados.

   Para quienes tienen suficiente dinero como para considerar la compra de una casa, el costo del seguro pasó a ser un factor importante, dijo el agente inmobiliario Arthur Sterbcow. “Solíamos presupuestar un uno por ciento para la prima del seguro, que era de 2.000 dólares para una casa de 200.000”, precisó. “Ahora es del dos y del tres por ciento, y eso ejerció un efecto funesto sobre los compradores”, explicó.

   Para quienes tienen suficientes fondos como para comprar y asegurar una casa, hay otras consideraciones a tener en cuenta. “La calidad del estilo de vida es muy importante para las personas de altos ingresos”, observó Speyrer. “Quieren buena atención médica, educación de calidad para sus hijos, buenos sitios para hacer sus compras y oportunidades culturales. Es todo parte del paquete que están buscando”, aseveró.



Falta de estructura. Cinco hospitales grandes reabrieron desde Katrina, aunque sus administradores admitieron que enfrentan costos mucho mayores y que podrían necesitar ayuda federal para mantener el actual nivel de operaciones. El sistema de escuelas públicas, que ya estaba en estado deficiente antes del Katrina, está siendo reacondicionado. Sin embargo, para numerosos padres, las costosas escuelas privadas siguen siendo el único medio de asegurarse de que sus hijos reciban una educación sólida.

   “Si una corporación quiere traer a un empleado aquí y pagar las extras —seguro y matrícula en una escuela privada— va a agregar un costo de 20.000 a 40.000 dólares por persona en comparación con Houston o Atlanta”, dijo Frey. “Por eso estamos perdiendo empresas frente a otras ciudades”, afirmó.
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Dos años después del huracán, muchos barrios de Nueva Orleáns aún están en reconstrucción. La falta de alquileres accesibles también impidió que mucha gente regresara a la ciudad.



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