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 martes, 10 de julio de 2007  
Un fallo que acaso no agote el enigma de un asesinato
Se conocerá mañana la sentencia en el juicio contra el viudo de María Marta García Belsunce

Buenos Aires.— A casi cinco años del crimen de María Marta García Belsunce su viudo, Carlos Carrascosa, sabrá mañana si la Justicia lo absuelve o lo condena por homicidio o encubrimiento. Ocurra lo que ocurra, el juicio no dejó claro por qué la socióloga recibió cinco balazos en la cabeza, es decir, qué motivación persiguió el autor de los disparos.

Los jueces María Angélica Etcheverry, Luis María Rizzi y Hernán San Martín definirán el dilema y el futuro de Carrascosa. Pero también podrían resolver que se agrave la investigación hacia un imputado en la causa de encubrimiento y una testigo: el fiscal acusó a Guillermo Bártoli, cuñado de María Marta, y a su esposa, Irene Hurtig, hermana de la víctima, de colaborar con Carrascosa en el crimen, en medio de una pelea, en la tarde del 27 de octubre de 2002, en el country Carmel de Pilar.

Si para el tribunal existen elementos para encontrarlo culpable, aún así Carrascosa podría seguir en libertad. Tiene chance de apelar ante la Corte bonaerense. Mientras tanto, de abonar la teoría fiscal, sólo podría pedir que se inicien investigaciones para analizar eventuales pruebas contra Bártoli, procesado por encubrimiento, e Irene, quien siempre figuró como testigo en la causa.

Teoría acusatoria.
El fiscal Diego Molina Pico, que investigó y encabezó la acusación, enumeró diferentes indicios para abonar su teoría. El principal fue una llamada telefónica que se hizo en la tarde del crimen al servicio emergencias. Cuando llamaron para pedir la primera ambulancia se oyeron voces que, según el fiscal, demostraron que no querían ayudarla sino encubrir el homicidio.

Como el único que llego a juicio es Carrascosa, Molina Pico pidió para él la pena de reclusión perpetua por homicidio. Y, al mismo tiempo, le reclamó al tribunal que si no encuentra suficientes pruebas, le imponga la pena máxima del delito de encubrimiento calificado.

Fue en base a esa acusación que la defensa del viudo reclamó la nulidad: dijo que Carrascosa no puede ser imputado por dos delitos distintos entre sí y aseguró que sólo por eso los argumentos de la fiscalía deben ser anulados.

Durante todo el juicio apuntaron las sospechas en ese sentido: no se salvaron ni el vecino Nicolás Pachelo, quien era visto en el barrio privado como quien habría tenido que ver con robos a diferentes casas, y hacia los vigiladotes privados.

El golpe y el pituto. María Marta, vicepresidenta de Missing Children, entidad dedicada a buscar chicos perdidos, fue asesinada en el baño de la planta alta de su casa. Su familia había manifestado que murió por un golpe en la cabeza. Dijo que se había resbalado en la bañera porque era muy torpe y nadie desconfió de la versión.

Pero en la autopsia realizada el 11 de diciembre de ese mismo año se determinó que la mujer tenía cinco balazos en la cabeza. El sexto proyectil rebotó en la cabeza, terminó en el piso y se convirtió en el famoso “pituto” que fue arrojado en el inodoro, que terminó imputando a familiares de encubrimiento.

Carrascosa, inicialmente, acusado de encubrimiento, pero su coartada se cayó frente a los ojos de Molina Pico cuando tres testigos aseguraron que no estaba en el lugar donde decía haber estado el día que mataron a María Marta. En el juicio, el fiscal sostuvo que Carrascosa estuvo esa tarde viendo el partido de River y Boca en la casa de Bártoli con amigos y familiares. Y que cuando terminó todos se fueron, incluso Carrascosa.

Café y lemoncello.
Pasó por el club house, se tomó un café y un lemoncello, le pagó una deuda a la dueña del bar, Alba Benítez, y tras una vuelta fue hacia su casa y se encontró con la continuación de una pelea que había empezado la noche anterior entre su esposa, Irene y Bártoli.

No pudo decir quién pegó el primer golpe, pero aseguró que la pelea se puso violenta, que María Marta recibió cinco tiros en la cabeza y luego el asesino y sus cómplices se complotaron para “tapar” aquel crimen y hacerlo ver como un accidente.

Carrascosa siempre se declaró inocente, incluso en las tres oportunidades que declaró ante el tribunal para explicar diferentes indicios que podrían complicar su situación. Fue el último día de audiencias, hace dos semanas, cuando el viudo agradeció la ayuda que le había dado su esposa durante estos casi cinco años para soportar un calvario. Y pidió ser absuelto para que la Justicia le permita hallar a quienes, según su criterio, al o los verdaderos asesinos.
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Carlos Carrascosa siempre dijo que es inocente. El fiscal pidió que lo condenen ya sea por el asesinato o por encubrirlo.

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