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 martes, 10 de julio de 2007  
Alta en el cielo
Lucha Aymar, la abanderada en los Panamericanos

Rodolfo Parody / La Capital

La bandera argentina será llevada por esas mismas manos que manejan con tanta habilidad el palo de hockey. En Luciana Aymar recayó la distinción de desfilar al frente de la delegación nacional en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro. Con méritos más que suficientes para ocupar ese sitio en el acto de apertura que tendrá como escenario el mítico estadio Maracaná, Lucha será la primera abanderada rosarina en la máxima competencia continental, desde aquella primera edición que se realizó en Buenos Aires 1951.

“Es un orgullo, a cualquier deportista le gustaría llevar la bandera”, dice Lucha, quien se sorprende al enterarse de que nunca antes un deportista rosarino había tenido ese privilegio.

Elegida tres veces la mejor del mundo (2001, 2004 y 2005) y figura de los mejores momentos del seleccionado en la última década, durante la charla con Ovación subrayó que esta elección “es un premio para el hockey argentino”.

¿Sabías que sos la primera abanderada rosarina en los Panamericanos?

—¿La primera? ¿en serio? no tenía ni idea. Hubo tantos Panamericanos que nunca me lo hubiese imaginado. Entonces, esto de ser abanderada es más lindo todavía. Siempre es importante marcar un camino. Pasa lo mismo con Las Leonas. Seguirán pasando jugadoras, pero algunas quedarán en la historia, como Aye (Ayelén Stepnik), Karina Masotta, Vanina Oneto, porque fueron protagonistas de una revolución en el deporte.

—Por tu trayectoria y antecedentes, ¿lo esperabas?

—No. Estaba en Holanda con la selección y el cuerpo técnico vino a decirme que había sido elegida. No sabía que en ese momento se realizaba esta elección. Fue una linda sorpresa y un premio para el hockey argentino, después de varios años con buenos resultados.

—Más allá de eso, te designaron a vos y debés sentir satisfacción al no pasar desapercibida.

—Es un orgullo. A todo deportista le gustaría llevar la bandera. En los Panamericanos y Juegos Olímpicos que fui miraba a los abanderados y pensaba en lo que habían conseguido. Para mí era un orgullo que ellos desfilaran con la bandera. Hoy me toca a mí. Creo que en ese momento voy a estar algo nerviosa (risas).

—¿Por lo visto ya estás pensando en la ceremonia?

—No, sólo espero que llegué la apertura y vivirlo al máximo. Lo lindo es que voy a estar rodeada de mis compañeras. Más allá de la gratificación personal, la satisfacción más grande es que le tocó por segunda vez al hockey, ya que antes había sido abanderado Marcelo Garraffo.

—¿Esta elección se compara con las tres veces en la que te eligieron la mejor del mundo?

—Para nada. Aquellos premios fueron una cuestión más personal. En cambio, ser abanderado abarca mucho más, porque no sólo representás a los deportistas argentinos sino a todo un país.
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