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 domingo, 29 de abril de 2007  
La impronta de los Quilmes

A unos 22 kilómetros de Amaicha del Valle, donde funciona el museo de la Pachamama, se asientan Las Ruinas de Quilmes en honor a una las comunidades aborígenes más importantes del país. Su zona urbana tenía tres mil habitantes y otros 10 mil vivían en los alrededores hasta que fueron expulsados por la colonización.

Estos indígenas guerreros ocuparon durante casi ocho siglos el territorio de la antigua provincia Inca de la zona de los Valles Calchaquíes, pero después de diversos enfrentamientos con los españoles, el entonces gobernador de Tucumán, Mercado y Villacorta decidió desarraigarlos de sus cerros.

Los aborígenes fueron trasladados a pie hasta la actual ciudad bonaerense de Quilmes, pero pocos sobrevivieron hasta extinguirse. Los historiadores aseguran que muchas madres preferían suicidarse junto a sus hijos antes de caer en manos enemigas. Actualmente existe una réplica parcial de la antigua ciudadela donde vivían Los Quilmes, ubicada al pie del cerro Alto del Rey. En el lugar se pueden apreciar viviendas construidas con piedras, morteros y fortines. Y también funciona un museo donde se exhiben artesanías y piezas rescatadas de las excavaciones.





El circuito Las Yungas tira por la borda la idea de que en el norte argentino priman los paisajes áridos. La zona está habitada por una exuberante vegetación selvática en la que abundan ejemplares de diferentes especies arbóreas y flores como orquídeas y bromeleas, entre otras.

Su recorrido ofrece varios lugares entre los que se destaca la apacible Villa Nougués, ubicada a 36 kilómetros al oeste de San Miguel de Tucumán y a 1.200 metros de altura. “Este es un lugar para vivir desestrezado”, asegura José “Pepe” Terán, nieto del ex gobernador tucumano y fundador de la villa, Luis Nougués.

Un cura de película

Este hombre de casi 80 años es propietario de un restaurante y de la tradicional Hostería Vila Lolette que abre sus puertas al turista durante todo el año. Entre sus anécdotas recuerda cuando tuvo que actuar de sacerdote en el rodado de una película protagonizada por Palito Ortega, Juan Carlos Altavista y Carlos Monzón. “Mi hija me vio frente a la iglesia vestido de cura y le dijo a mi señora que el sacerdote se parecía mucho a mí. Luego se dieron cuenta de que era yo y me retaron”, recuerda Don Pepe.

“Villa Nougués es especial para descansar y desenchufarse de la rutina. Yo hace años que vivo aquí y no la cambiaría por nada del mundo”, dijo por su parte Pio Fagalde, quien es dueño de una de las pocas casas antiguas que completan la oferta hotelera de este lugar cuyos costos oscilan entre los 90 y 120 pesos diarios por persona.

Tanto el hotel como la mayoría de las viviendas cuentan con piscina y están ubicadas en lugares estratégicos que permiten tener una panorámica perfecta de San Miguel.
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Bicicleteada por las alturas. Sólo para gente en buen estado físico.

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