Discapacitados piden respuestas oficiales

Trabajan en los puestos de venta de tarjetas magnéticas y exigen pasar a planta permanente

Los expendedores de tarjetas para colectivos de las cabinas municipales, unas 70 personas discapacitadas, piden ser incorporados a la planta permanente del municipio y mejores condiciones laborales. Pero aseguran que como respuesta sólo recibieron "discriminación y falta de respeto" por parte de las autoridades. "No conseguimos que nos reciba el intendente Miguel Lifschitz", aseguraron y por si fuera poco dijeron que en el Concejo pasaron un mal momento. "Fuimos el 24 porque iban a tratar nuestro problema y nos dijeron que pasaba para el martes 1 de mayo", relató entre dolida y asombrada Sandra Mansilla, una de las trabajadoras.

Los empleados que venden tarjetas magnéticas hicieron oír sus quejas por lo que consideran "ingresos de pobreza". Aseguran que reciben 800 pesos mensuales por trabajar "de lunes a lunes sin beneficios sociales ni aportes jubilatorios, y en caso de enfermedad, sin percibir el jornal no trabajado". Además señalaron como un obstáculo para su labor a las malas condiciones en que se encuentran las cabinas.

Sus reclamos dieron origen a un proyecto de inclusión y mejoras laborales que presentaron los concejales Pablo Gentili y Osvaldo Miatello. "Fueron ellos, pero podrían haber sido otros ediles, no tenemos signo político", explicó Mansilla.

Pero la sorpresa fue grande cuando el 24 de abril se presentaron en el Concejo. "Salió un señor y nos dijo que el proyecto sobre nuestro tema pasaba para el martes 1º de mayo", recordó Mansilla y dijo que vivieron esa actitud como una "falta de seriedad" que se trató de corregir dándoles un número de teléfono para que ellos mismos se encargaran de consultar cuándo darán tratamiento al tema.

"Queremos creer en nuestros concejales y en su sentido común, queremos creer que están cerca de la sociedad y de la gente y que conocen nuestras necesidades", insistió Mansilla. Y reiteró que a pesar de sus capacidades diferentes acuden a trabajar soportando condiciones poco propicias en las cabinas, además del maltrato que suelen recibir de algún cliente.