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 domingo, 06 de agosto de 2006  
Esposado y de espalda

Las autoridades de la cárcel impusieron una sola condición: "Va a permanecer esposado, por las dudas", anuncia uno de los oficiales del Servicio Penitenciario. Aunque Bertuzzi tiene conducta excelente y sus allegados aseguren que es inofensivo, los responsables del penal no quisieron correr riesgos. Lino llegó escoltado por dos guardias. Sus abogados defensores, Adrián Ruiz y José Ferrara, lo acompañaban pero no intervinieron en la charla. El acusado llevaba las muñecas unidas hacia adelante. Vestía pantalón vaquero celeste, campera tipo buzo deportivo con cierre y zapatillas. A simple vista lucía sereno, pero en cuanto pronunció las primeras palabras su voz se escuchó entrecortada, temblorosa, como si su estado anímico estuviese resquebrajado.

Cuando extendió las manos para saludar, anunció que prefería no ser fotografiado de frente. "No quiero que mi cara aparezca porque después voy a quedar escrachado. Cuando salga, cualquiera puede ser capaz de decirme o hacerme cualquier cosa", argumentó. "Como vos quieras, Lino", asintieron sus abogados. Enseguida desmintió que Pepo haya sido militar. "Dijeron un montón de mentiras y embarraron mucho la historia. Que éramos boinas verdes. Mi hermano ni siquiera hizo la colimba, son todas mentiras", aseguró.
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