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 miércoles, 14 de junio de 2006  
Alivio y contención en el momento de la muerte

Un grupo de profesionales del Pami Rosario impulsa un proyecto que busca no sólo capacitar al personal sino también incluir al grupo familiar en la tarea de atención y contención de los pacientes cercanos a la muerte. El ámbito elegido para la presentación del proyecto fue el Primer Encuentro sobre Cuidados Paliativos, destinado al personal del Pami Rosario, que comenzó el pasado 1º de junio y proseguirá durante seis jueves sucesivos. La oncóloga Gabriela Quintanillas, una de las impulsoras del proyecto, explica a La Capital que la terminalidad, ("como la llama comúnmente la gente"), es un estadio de vulnerabilidad compleja que requiere de un contexto médico y familiar especial que "se extiende mas allá de la institución".

"Los cuidados paliativos empiezan antes de la fase final. Ese es el momento de pensar el tratamiento de la persona, inserta en su círculo afectivo", explica Quintanillas, y de esta manera justifica la inquietud de organizar una estructura programática con una nueva mirada, más centrada en lo social y que contemple al anciano en las etapas cercanas a la muerte.

Para que no queden dudas, Quintanillas quiere alejar el proyecto de "la sombra interventora del Pami", dice. "El proyecto tiene un corte ideológico -agrega- que parte desde la medicina social e incluye un trabajo interdisciplinario con psicólogos sociales y médicos especializados".

Dada la envergadura de la iniciativa se incorporarán primero los pacientes con cáncer, para luego extenderse a toda la población internada.

Como médico de cabecera del Pami y copartícipe del proyecto, el doctor José Luis Magaró resaltó la importancia del abordaje conjunto del paciente y su familia, "porque se trata de personas con síntomas físicos, psicológicos y sociales que necesitan un equipo interdisciplinario de médicos, psicólogos, enfermeros y terapistas que sepan manejar las patologías propias de la edad", dijo.

Patologías vasculares con cuadros neurológicos de secuelas graves que llevan a la postración, cáncer e insuficiencias orgánicas son las principales causas por las que los pacientes ingresan en etapas de deterioro, con síntomas tales como dolor, caquexia (adelgazamiento extremo) y fatiga. "Los cuidados paliativos no sólo buscan una respuesta farmacológica, también bregan por el acompañamiento de profesionales especializados", apunta Magaró.

Los síntomas complejos acarrean sufrimiento, no sólo para el paciente, sino también para la familia o el grupo conviviente. "Si el paciente nota que su familia está contenida, se mejora, deja de verse como una carga y de percibir que sus seres queridos están solos", agrega.

Al respecto Quintanillas explica que la pérdida de roles de figura proveedora o protectora o la inmovilidad "producen una serie de movimientos en la estructura familiar muy difíciles de manejar y donde hay que reubicar a la familia y encontrar alternativas, porque los soportes sanos también se agotan y hay que encontrar alternativas".


Cuidadores especializados
Magaró aclara que los cuidados paliativos no finalizan con la muerte del paciente, sino que continúan acompañando el duelo de la familia. "Hay una idea de iniciar programas para cuidadores geriátricos especializados, que cuiden en el domicilio mediante un subsidio concedido a la familia, y que inclusive los acompañen después de la pérdida del ser querido".

De hecho, los cuidados paliativos buscan preferentemente implementarse en forma ambulatoria, aunque no descartan la internación en casos de descompensaciones graves o familias incapaces de contener al que sufre.

Quintanillas explica que su proyecto se desarrolla en etapas: "la de admisión del paciente, donde se contemplan múltiples aspectos sociales, y la de internación, por motivos de descompensación. En cambio, para aquel que se descompensó de manera crónica, surge el concepto de Hospice (término inglés acuñado en la década del ´70). "La idea es que estén internados en el domicilio, pero no de manera programática, si es así, el soporte a la familia debe ser intensivo".

Magaró y Quintanillas refieren que durante mucho tiempo, los pacientes terminales fueron vistos como un fracaso médico, y por eso eran dejados de lado para dedicarse a los que tenían chances de recuperación. "Según el juramento hipocrático, el médico tiene la obligación de curar a veces, mejorar otras tantas, pero cuidar y aliviar siempre. Pero cuando se medicalizó la vida, la muerte se ve como un fracaso cuando en realidad es algo natural", dijeron los médicos.

"La ecología médica es un neologismo que ve a la persona como componente del ambiente social y no como algo desprendido, pero hay que ahondar en lo jurídico, lo ético y en las religiones -abunda Quintanillas- sin descuidar las redes de continencia de los médicos y el trabajo en equipo, indispensable para soportar la situaciones de dolor constante que si no, nos dejarían devastados".
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José Luis Magaró y Gabriela Quintanillas, médicos gerontólogos.

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