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 domingo, 04 de junio de 2006  
[Nota de tapa] - El escribidor
Las fisuras de la historia oficial
Santiago Roncagliolo indaga los conflictos políticos recientes de Perú en "Abril rojo", la novela con la que ganó el Premio Alfaguara

Carlos Roberto Morán / La Capital

Santiago Roncagliolo admite "estar hecho polvo" a causa de los viajes y los constantes reportajes a los que se ve sometido desde que ganó el codiciado Premio Alfaguara con su novela "Abril rojo". "Es una sensación rara" la que está viviendo, confiesa a Señales mientras acepta el reportaje desde su habitación de un hotel de Buenos Aires. Una ciudad que ya conoce, porque es la cuarta o quinta vez que la visita, que le gusta recorrer, ver su tono "casi europeo", pero también ese "toque" latinoamericano donde "ningún edificio se parece al de al lado".

Las exigencias a las que alude le hacen sentir que está experimentando "la borrachera más larga de su vida", que continuará por muchos meses, porque la muy extensa gira que debe realizar para acompañar a su libro está dividida en tres etapas, durante las cuales visitará todos los países de habla hispana, Estados Unidos y naciones de Europa. Por eso, cuando entre tramo y tramo pueda volver a su domicilio de Barcelona, sólo proyecta "vivir recluido" con su novia, la valenciana Rosa a la que le ha dedicado el libro.

Ha sido intensa la vida de este joven escritor. Aunque nació en Lima en 1975, "cuando tenía dos o tres años" debió asentarse con su familia en México porque su padre era periodista "y el periodismo es un oficio muy peligroso en Perú". Retornaron a la nación incaica cuando Santiago tenía diez años pero veintiún años más tarde confiesa que "nunca" terminó de integrarse a esa sociedad, en la que siempre se sintió raro y vivió una vida aislada en la que los libros resultaron un sólido refugio.

Pero entre sus primeras lecturas no figuraron, como suele ser habitual, Disney, Verne o Salgari sino que -alentado por su padre para que no leyera "dibujitos"- a poco de su vuelta a Lima visitaron una librería y allí Roncagliolo padre lo instó a que buscara el libro que más le interesara. "Yo elegí uno que tenía en la tapa el dibujo de un tiburón que perseguía a una mujer desnuda". De manera que "Tiburón" (la novela origen de la película de Steven Spielberg) fue su primer libro. "Debo ser el único que se acuerda que Peter Blenchey es su autor", bromea.


El porqué de un viaje
El humor, un elemento que resulta fundamental en "Abril rojo", resalta como un dato particular en la personalidad del escritor, quien cuenta por qué terminó viviendo en Europa, a los 25 años: "Me fui después que las únicas tres editoriales de Lima rechazaran mi primera novela", comenta admitiendo que emprendió el viaje con la imagen triunfadora de los dos más famosos escritores de su país: Mario Vargas Llosa y Alfredo Bryce Echenique.

Antes de "cruzar el charco" pensó en volver a México y también en la alternativa de residir en Argentina. España pudo más pero al pisar la Península finalizó la leyenda del triunfo que se había contado, porque supo que así como había triunfadores también había "miles" que fracasaron y que sobrevivían como mejor podían.

"Eso que yo buscaba no existe realmente" y así hubo que trabajar en lo que viniera, tal como ser modelo o "traducir" a un español actual, incluyendo malas palabras y otros aggiornamientos a mojigatas telenovelas de la mexicana Televisa. Y así siguieron las cosas hasta cuando "Pudor", su novela de 2004, obtuvo reconocimiento y su vida empezó a cambiar. Pero nada le fue fácil ni regalado.

"Cuando no tienes dinero para ir a ningún lado y no cuentas con espacio físico te pones a escribir para no volverte loco", comenta Santiago, quien confiesa que en algún momento debió fingirse esposo de una francesa para poder alquilar un departamento.


Sumergido en el infierno
Sendero Luminoso, los asesinatos, el terror sin fin, son constantes en la novela de Roncagliolo. La conversación se sumerge entonces en ese infierno y así cuenta que tomó contacto con "la verdadera realidad" cuando comenzó a trabajar en Lima con entidades defensoras de los derechos humanos. "Por primera vez fui consciente de lo que verdaderamente ocurría en mi país", dice.

Previamente, y vista desde la realidad relativamente cómoda de Lima, se tenía el concepto de que la barbarie era exclusivamente gestada por la guerrilla maoísta liderada por el llamado "Presidente Gonzalo".

Sus viajes por el Perú profundo le permitieron comprender otra cosa, ver "la verdadera realidad", la que señalaba que no había buenos por un lado y malos por el otro, que todo era muerte y destrucción y que como respuestas a las barbaridades y crueldades de Sendero, civiles y militares respondían desde el Estado con la misma política. Así se llegó a la conclusión de que hubo en el Perú, durante el gobierno de Fujimori, unos 70 mil asesinatos que pudieron ser disimulados porque en la mayoría de los casos se trataba de campesinos analfabetos, muchos de ellos indocumentados.

"Eran invisibles en la vida y fueron también invisibles en la muerte", sentencia Roncagliolo. De ese magma nació la novela que estuvo "en su cabeza" mucho tiempo y que le demandó "unos cuatro o cinco meses de escritura intensa". Advertencia que juzga necesaria: cuando Roncagliolo escribe se pone intratable, se vuelve un tipo al que todo le fastidia y al que es mejor no acercársele. Después, cuando concluye, torna a ser "el hombre encantador que todos conocen".

En "Abril rojo" y a través de la experiencia del fiscal Félix Chacaltana Saldívar, el escritor logra mostrar ese infierno, partiendo del humor y la inocencia que marcan a su personaje y llegando a la compleja "realidad real" en la que caen las máscaras y nada es lo que parece ser (ver aparte).

-Al comienzo de la novela tu personaje recuerda a algunos muy característicos de Vargas Llosa, como el escribidor.

-Otros me han dicho que les recordaba al Pantaleón de "Pantaleón y las visitadoras". Lástima, yo escribí pensando en "Sostiene Pereira", de Tabucchi, pero está visto que no me puedo desprender de la influencia del maestro Vargas Llosa.


Diferencias sustanciales
Para Roncagliolo, Sendero Luminoso se diferencia sustancialmente de cuanta experiencia guerrillera ha existido en América latina. "En Chile o en la Argentina los desaparecidos fueron políticos, intelectuales, gente de clase media o de sectores populares instruidos por lo que fue posible que no desapareciera la memoria histórica, pero en Perú fue distinto porque se mató a campesinos analfabetos e indocumentados".

El escritor está muy interesado en Abimael Guzmán, el "Presidente Gonzalo" detenido desde hace años, líder del maoísta Sendero que concibió una acción política nacida del terror y la sumisión.

"Hasta que los campesinos se cansaron y pidieron armas para poder combatir a esa guerrilla" que, a juicio de Roncagliolo, hoy apenas sobrevive en algunas columnas dispersas que actúan en la zona cocalera sin conducción política.

Sobre el "Presidente Gonzalo", Santiago se propone escribir un libro periodístico. Ya se asomó a esa extraña personalidad a través de un artículo que escribiera para El País, lo que lo llevó a volver a Perú. "Debí esforzarme, porque para escribir esas cosas debes despojarte del odio, de la subjetividad y no siempre es fácil de concretar".

Como las actuales giras (ya visitó unos diez países latinoamericanos y a su regreso a España debe realizar una considerable actividad) no le permiten encarar un nuevo libro está volcando en su blog (www.blogs.elboomeran.com/roncagliolo) las experiencias de viaje. "Voy escribiéndolo en hoteles, es periodismo virtual al que le falta el rigor propio de una investigación periodística, pero a cambio tiene la honestidad brutal de mostrar cómo veo sin tapujos a América Latina". Así se va componiendo su nuevo libro. "Como ves -admite- de todo saco rédito".

Le interesa la literatura anglosajona (Cheever, Capote, Roth, está fascinado con su último libro), lee en inglés, francés y portugués y cuenta que no hace vida social, "mis amigos no pertenecen al mundo de la literatura". Jura y perjura que participó con mucho escepticismo en el concurso del que resultó ganador y así dice: "No pensé ganar el premio, nunca lo vi posible, había publicado «Pudor» hacía poco tiempo y participé como una manera de hacer tiempo, para mí era bueno que uno de los jurados la leyera, yo me decía: «a ver si impresiono a alguno»".

Santiago debe salir "disparando" a otra entrevista, sin tiempo casi de recorrer Buenos Aires. Ansía volver a Barcelona, "me encanta conocer a las personas, conversar con ellas, viajar, pero también me gusta mucho volver a mi casa para recluirme en ella".
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Alto. Santiago Roncagliolo salió de gira por estos días de la mano de su premio, pero admite que desea recluirse y volver a escribir.

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