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 miércoles, 31 de mayo de 2006  
Castells negó extorsión a local de comidas rápidas

Buenos Aires- El dirigente piquetero Raúl Castells negó hoy haber extorsionado a un local de una cadena de comidas rápidas de esta Capital, y sostuvo que el juicio oral que lo tiene como único imputado fue “armado” como “represalia por no ser oficialista”.

Lo hizo al prestar declaración indagatoria ante el Tribunal Oral en lo Criminal Seis (TOC6) que comenzó esta mañana a enjuiciarlo por el episodio protagonizado el mediodía del 9 de diciembre de 2004 cuando militantes de su organización reclamaban “en la puerta” de un Mc Donald's cercano al Obelisco porteño.

Según la acusación fiscal, Castells y sus seguidores del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD) habrían extorsionado a los responsables del establecimiento con impedir el acceso y egreso de público si no se satisfacía su reclamo de 50.000 cajas de alimentos para repartir en Navidad entre sectores de bajos recursos.

“Nadie ingresó ni se le pidió nada a nadie”, dijo Castells, quien sostuvo que se trató de un “reclamo social”, donde “la gente entraba y salía normalmente” del local y que su agrupación “siempre tuvo la política de rechazo a los saqueos”.

Agregó que los integrantes del MIJD hacen manifestaciones “sin capuchas, sin fierros, sin romper y sin agredir”.

Cuando el camarista Guillermo Yacocucci -presidente del debate secundado por los vocales Leonardo de Martini y Ricardo Rongo- lo invitó a sentarse frente al Tribunal, Castells afirmó: “Prefiero hablar parado porque ahí se sientan los acusados y nosotros somos acusadores”.

De pie, con su clásico poncho rojo y con lágrimas y palabras entrecortadas por momentos, el dirigente piquetero efectuó una larga reseña de la actividad política de su agrupación, no sin antes pedir “paciencia” a los jueces porque, dijo, “estoy muy nervioso por esta injusticia que se está cometiendo”.

En su exposición Castells -siempre hablando de sí mismo en plural- sostuvo que “estuvimos presos y tuvimos que hacer 61 días de huelga de hambre” en otra causa en la que también estuvo ante la justicia por hechos de similares características.

En la reseña de su actividad afirmó ser “la segunda red social después de Cáritas”, que brinda asistencia a los sectores más marginales y dijo que “una cosa es ser cura y pedir ayuda en la misa y otra es ser un trabajador social”.

Por ese motivo calificó de “nazis” a quienes pretenden decir que “lo que hacemos es delito”, ya que, afirmó, “hay que terminar con este genocidio que significan los chicos pobres que se mueren de hambre”.

Desde el sitial de la acusación el fiscal Diego Nicholson escuchaba atentamente la exposición del imputado, mientras enfrente suyo el abogado Miguel Angel Pierri preparaba la estrategia de la defensa que lo llevará a pedir la absolución del acusado.

Tras la indagatoria a Castells, declararon siete testigos que trabajaban en el local de Mc Donald's y que favorecieron la postura del dirigente piquetero, ya que coincidieron en que los manifestantes no ingresaron en el local, no intimidaron, ni agredieron al personal.

Los testigos recordaron que Castells exigía a través de un megáfono la entrega de alimentos para quienes lo acompañaban y 50.000 raciones de comida para los niños de menores recursos.

No obstante, el entonces director de Comunicaciones Corporativas, Orlando Molaro, enfatizó: “Nunca entramos en conversaciones, negociaciones o tratativas para satisfacer ese pedido. El reclamo era público, hacia la gente, pero nunca se materializó en una entrevista y menos en una promesa de nuestra

parte”.

Los videos que se proyectaron durante la audiencia mostraron a Castells señalando que Mc Donald's había propuesto una reunión en otro sitio más adelante, y sugiriendo, como consecuencia, que se levantara la asamblea reunida a las puertas del local, lo que se concretó de inmediato.

Molaro admitió que se preguntó “muchas veces” el por qué de esa decisión, y aventuró que pudo haberse debido a que el fiscal de instrucción Martín Niklison había llegado al lugar, o a la necesidad de desmovilizar a 200 personas sin haber logrado un objetivo concreto.

La contundencia de las declaraciones fue tal que la defensa del imputado optó por desistir de los testigos propuestos para mañana, que se redujeron de ocho a dos y declararán a partir de las 10.

Al término de la audiencia, Castells improvisó un acto en la puerta del Palacio de Tribunales y ante sus seguidores afirmó en términos triunfalistas: “Podemos decir prácticamente que este juicio se acabó, porque hasta los que parecía que nos iban a acusar terminaron favoreciéndonos”. (Télam)
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