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 miércoles, 31 de mayo de 2006  
Investigan la muerte de un anciano en un geriátrico

Rosario.-La Justicia investiga la causa de muerte de un anciano, José María López, de 82 años, que se produjo el lunes pasado después de recibir un fuerte golpe en la cabeza mientras permanecía alojado en un geriátrico de Hilarión de la Quintana 626.

La denuncia fue radicada el mismo lunes por su hija, María López, en la comisaría 6ª y un día después en el Juzgado Correccional Nº4, que ante el caso de “muerte dudosa” ordenó la realización de una autopsia.

Según María, todo comenzó el domingo último por la mañana, a las 9.30, cuando la llamaron desde el geriátrico para informarle que su padre, que sufría el mal de Alzheimer, había sufrido una caída de la cama después de sacarse por sus propios medios las vendas que lo sujetaban a la cama. “Algo rarísimo por las características de las vendas”, sostuvo la mujer.

Junto a su mamá, Ramona Moreira, María salió corriendo para el geriátrico y allí encontró a su padre con un fuerte golpe y un corte en la cabeza, por lo que decidió trasladarlo al sanatorio de la Mujer, donde le suturaron la

herida.

Siempre según el relato de la mujer, luego volvieron al hogar de

ancianos con su padre consciente, en condiciones de hablar y de ingenrir

bebida y comida.

Pero el lunes a la mañana el panorama que se encontró al volver a visitar a José fue bien distinto. “Fui cerca de las 11.30 para darle de comer y lo

encontré profundamente dormido, con dificultades para respirar”, recuerda

María. Por eso llamó a la enfermera, quien la tranquilizó reiteradamente

diciendo que el estado de su padre se debía a “las gotitas” que le habían dado

la noche anterior para tranquilizarlo y que no había de qué preocuparse.

Sin embargo, María y su hermana decidieron llamar a la ambulancia, que llegó de inmediato y lo trasladó nuevamente al sanatorio de la Mujer. El médico a

bordo le dijo entonces que su papá estaba en coma, un diagnóstico que fue

confirmado en la guardia del centro asistencial.

“Nos dijeron que ya estaba en coma 4, que tenía insuficiencia respiratoria aguda y un estado de deterioro irreversible”, sostuvo María. Y también le

dijeron algo que ahora desvela a la familia: que nunca debieron darle

tranquilizantes a su padre después de haber sufrido un traumatismo de cráneo.

Por eso María radicó la denuncia primero en sede policial y luego ante el juzgado correccional, donde decidieron practicar una autopsia al cuerpo de su

padre ante un cuadro de “muerte dudosa”.
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