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 domingo, 21 de mayo de 2006  
Crimen en una humilde vivienda de barrio Ludueña
Fatal desenlace de una pelea de pareja
Cansada de los maltratos, una piba de 16 años mató a un joven de 19. Intentó una coartada, pero fracasó

Ariel Etcheverry / La Capital

Una chica de 16 años, al parecer cansada de los maltratos a la que la sometía su pareja, decidió poner punto final a la situación. La última pelea en la casilla del pasaje Franco al 2000, en la zona más humilde de Ludueña, no fue ruidosa y prácticamente no se escucharon gritos, más allá de los habituales. Pero todo terminó en tragedia cuando la adolescente tomó un cuchillo y le asestó una puñalada en el medio del pecho a su concubino. El joven, que tenía 19 años, alcanzó a sobrevivir unos minutos, pero cuando lo derivaron al Hospital de Emergencias falleció.

El esclarecimiento del crimen tardó algunas horas en producirse porque la joven, María A., intentó desviar la investigación mintiéndole a la policía. Al principio había dicho que su concubino, Alejandro Amarilla, había salido poco después de las 6 de la mañana para ir a trabajar al frigorífico Sugarosa. Y que una hora y media después reapareció imprevistamente con un profundo puntazo en el pecho, en estado agonizante y sin que llegara a decir claramente qué le había sucedido.

Según el relato de María, al momento de la abrupta entrada del joven herido a la vivienda, también estaba allí su padre. La chica contó que entonces su papá llamó a una ambulancia, pero como el móvil sanitario no llegaba se comunicaron con la policía. Así fue como varios patrulleros convergieron en el lugar y en uno de los vehículos, Amarilla fue conducido primero al Hospital Alberdi, donde lo hicieron las primeras curaciones. Pero como su estado era de gravedad, lo cargaron en una ambulancia y lo llevaron al Clemente Alvarez, donde finalmente falleció.

A media mañana de ayer se manejaban dos hipótesis. La primera era que Amarilla había sido víctima de un asalto y que al ofrecer resistencia recibió la agresión. La segunda posibilidad era la de una venganza o ajuste de cuentas debido a que el joven tenía antecedentes penales y estuvo preso un tiempo. Pero a los investigadores de la seccional 12ª, que intervienen por razones de jurisdicción, la versión de la chica no les cerraba.

Unos vecinos que viven en el mismo pasillo que la pareja, y que se asomaron al escuchar la llegada de la policía dieron las primeras pistas. Según contaron esos mismos vecinos a La Capital poco después, cuando el muchacho era llevado del brazo por los policías que le prestaron auxilio, apenas balbuceaba el nombre de la chica y pedía: "Llevenme". "Parecía dopado y estaba vestido como con ropa de dormir, tipo jogging", sostuvo una mujer, ya enterada del desenlace fatal.

Otra confirmó que Amarilla trabajaba en un frigorífico y que todas las mañanas lo veía salir en bicicleta con el uniforme blanco. "Pero hoy (por ayer a la madrugada) cuando lo subieron al patrullero no tenía puesta ropa de trabajo". Estos datos también llegaron a oídos de los investigadores que centraron todas las sospechas en la menor y en su padre.


Se quebró
Con el correr de las horas, según indicaron fuentes policiales, María terminó por confesar. "Dijo que el muchacho la maltrataba y que anoche estaba falopeado. Por eso fue que, aparentemente, no quiso ir a trabajar. O mejor dicho, salió, pero decidió volver a dormir y no presentarse. Esto generó una pelea tan fuerte que la chica tomó un cuchillo de cocina y se lo clavó en el pecho", agregó uno de los investigadores.

Las fuentes consultadas dijeron que, hasta el momento, la participación del padre de la menor en el hecho era improbable. Por ese motivo, el hombre no quedó detenido. María A. fue acusada de homicidio y quedó a disposición del juez de Menores Nº3, Jorge Cartelle. Horas después del crimen, los vecinos estaban sorprendidos por el desenlace, aunque no les pareció extraño que Alejandro y María se pelearan. La casilla ubicada en el interior del pasillo de Franco 2065 estaba vacía ayer a mediamañana.

En ese lugar, frente al Centro Crecer Nº10, vivía la pareja con su bebé de pocos meses de vida. Según contaron los vecinos, María siempre vivió allí con sus padres y hermanos. "Después la mamá se separó y ella se quedó con el padre. Hace un año que estaba con Alejandro, quien se instaló ahí. Entonces empezaron los problemas. Los dos eran muy celosos, pero el la trataba muy mal y la golpeaba", dijeron.
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Cadenas en la puerta de la vivienda donde se desencadenó la tragedia.


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