Año CXXXVII Nº 49116
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación Mundial
Ovación
Escenario
Señales
Economía
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Educación 20/05
Salud 17/05
Página Solidaria 10/05
Estilo 29/04
Autos 27/04

contacto
servicios
Institucional

 domingo, 21 de mayo de 2006  
Entrevista exclusiva. Eva Leonor García rompió el silencio después de 27 años de acusaciones y procesos
"No me afectan que me digan viuda negra porque no es verdad"
La semana pasada la condenaron por tres robos perpetrados en Rosario tras sedar a sus víctimas. Sobre su haber hay estafas en Europa, una fuga de la cárcel de mujeres y el haber sido "buchona" de la policía

María Laura Cicerchia y Hernán Lascano / La Capital

¿Qué irá a hacer, en ocasión de hablar públicamente, una mujer habituada a verse en noticias que por años reprodujeron sus copiosas andanzas delictivas en decenas de páginas? Sonreir, envuelta en una cortesía que parece genuina y exenta de molestia, no parar de sonreir. Dialogar con una sonrisa y explicar que no todo es como se dice. Aunque haya detalles que deberá guardarse, cosas que no va a decir. Algunas por conveniencia, otras porque prefiere, otras para proteger a sus seres queridos.

Eva Leonor García, 49 años, estuvo en Rosario, su ciudad, en un paso fugaz. La trajeron a Tribunales a firmar la notificación de una condena a dos años, ya cumplida por el tiempo que pasó en prisión preventiva. La pena es por sedar a tres mujeres para desvalijarlas. Esa es la actividad que se le atribuye: la de seducir con sus modales encantadores, propiciar encuentros, mezclar tóxicos en bebidas de ocasión y obtener provecho cuando el anfitrión, siempre una persona mayor, se durmió en algo más que en la confianza. Una viuda negra. En este momento ya está de vuelta en la cárcel de Ezeiza. Allí debe esperar el juicio oral por el caso de Omar Manti, un ferretero porteño de 77 años que murió tras tomar un café con benzodiocepina, una droga que se utiliza para elaborar sedantes como el lexotanil. Fue en su propia casa que, tras ese hecho, fue desvalijada (ver página 41).

El jueves a la noche, en la alcaidía de mujeres de La Paz al 400, Eva regateó con todo aquello que más la compromete. Utilizó argumentos escuetos para justificar un silencio que dice necesario, insistió en que se le carga mucho más de lo que hizo y que lo que en verdad hizo ya lo pagó. Está contenta porque confirma no tener, tras esta condena, ninguna cuenta pendiente en Rosario. Y convencida de que será absuelta en el juicio por el crimen de Manti. Sobre el último cuatrimestre del año, vaticina, estará en la calle.

Eva no quiso hablar de cómo se fugó de la cárcel de mujeres de Rosario, en barrio Refinería, en junio de 2002. "La forma en que me fui la dejo para la imaginación de ustedes", dijo, resbaladiza como un guante en detergente, tuteando sin piedad, riendo. Cuando la apresaron en septiembre de 2004, a punto de embaucar a un anticuario platense, tenía blisters con psicotrópicos en su cartera. "Eran de uso personal, hasta mi abogado cuenta que para dormir usa un valium. Tomar lexotanil es algo muy común", explicó.

Sin embargo Vannelli, se le hace saber, declaró en los Tribunales que ella era soplona. "No sé por qué dijo eso. Deberían preguntarle a él. Yo guardo los mejores conceptos del señor Vannelli. Nunca pude imaginar que pudieran mencionarlo por una llamada telefónica. Fue una locura. Yo llamé alguna vez, pero no fue para informar nada. Nunca le pedí a la policía beneficios de ninguna clase".

¿Y el veneno, los tóxicos, las pastillas? Nada de embrujos, ella refuta que ese sea su método. "Nada que ver. Están relativamente confundidos en este tema. No sé por qué, no entiendo la repetición, que me acusen siempre de lo mismo. Ahora no puedo hablar hasta que termine el caso que tengo pendiente".

Tiene cuatro hijos. Los dos mayores, de 28 y 27 años, están en Estados Unidos, donde se propone residir cuando obtenga, ella lo descuenta, la inmediata libertad. Los dos más chicos tienen 18 y 19 años y viven en Buenos Aires. "Ellos están bien pese a lo que se ha dicho de mi. ¿Que digan que soy una viuda negra? De ningún modo me afecta, porque no es verdad. Inventaron muchas cosas, como mi vinculación al crimen de Iannotti. Las mentiras no me afectan. "Me han inventado muchas cosas", repite. "Algunas cosas son verdades, otras no son verdades. Las que son verdad las he pagado".

-¿Nunca poniéndole a nadie alguna cosa en el café?

-No.


"La Justicia habla por mí"
Hasta ahora hablaron de ella los policías, los jueces y la prensa. ¿Quién es Eva García según Eva García? "La Justicia dictaminó quién soy yo realmente. Por eso me absuelve. Incluso de la causa del homicidio de un señor que no sé el apellido me despegaron porque no tenía nada que ver", dijo. Se refiera a Luis Iannotti, un jubilado italiano asesinado el 15 de abril de 2000 en su casa de pasaje Morse 2187. Iannotti murió estrangulado tras ser contactado por dos mujeres que dijeron ser del Pami y compartir una cena con ellas. "Me absuelven de esas causas absolutamente, así que la Justicia determina que no hay nada que decir de mi".

Se le hace notar que si está en Rosario es por una condena: la semana pasada la declararon culpable de dormir y despojar a Maura Bassi, Elsa Gregorutti y Matilde Inés Mendoza, entre 1999 y 2001, todas vecinas del centro de Rosario. Pero ella pasa a otro tema. Y habla de sus hijos. "Son los más perjudicados en todo esto, porque han tenido que leer cosas que no eran ciertas y que el diario ha publicado. Se han sentido muy mal. Ahora puedo decirlo porque la Justicia me desvinculó".

-En realidad no te desvinculan. así la pena esté cumplida, hay condena. ¿Te reconocés autora de esos tres hechos?

-La que dictamina es la Justicia, más allá de lo que yo considere. Son ellos los que tienen la última palabra.

Eva niega la mayoría de los hechos que se le atribuyen. Pero es difícil admitir que a lo largo de 30 años jueces y divisiones policiales de distintas geografías se hayan conjurado contra ella. Un informe de Interpol le atribuye fraudes con joyas en Amsterdam y Oslo en 1979. Ella no hablará de aquello porque pasó hace mucho tiempo. "Fui azafata de Panam durante 12 años, di tres veces la vuelta al mundo y todo aquello pasó en esa época. Esas son causas muy añejas y prescriptas. Nunca estuve detenida por aquello", afirmó. Tampoco se refirió a otros episodios remotos. El juez rosarino Antonio Ramos, por ejemplo, le comprobó 22 hechos de estafa, siete de hurto calificado en concurso real con estafa y adulteración de documentos, por lo que la condenó en su momento a tres años y seis meses de prisión. Esa sanción ya está cumplida.

En junio de 2002, para escapar de la cárcel de Rosario, si todo fuera como lo contó la guardia que asegura no haber notado la huida, debió escalar un muro vertical de cinco metros. La mujer que se fugó con ella, Fanny Rossell, estaba procesada por matar a otro jubilado italiano, Salvador Cubito. ¿Fue una proeza de acrobacia u otra cosa? "Todo eso será como les dicte su imaginación", se ríe.

Esa enigmática evasión convirtió a Eva en prófuga hasta el momento en que fue prendida acusada del envenenamiento del ferretero Omar Manti, en septiembre de 2004 y en el barrio porteño de Recoleta. ¿Cómo vivió esos dos años? Como es ella en el diálogo: escabulléndose. "Estuve viviendo en Buenos Aires, me había cansado un poco de la persecución en Rosario. Tenía una tienda de ropa muy bien puesta. No les voy a decir dónde, ¿ven que hay cosas de mí que no saben? Estar prófuga no era bueno. Ahora me siento bien pese al juicio pendiente. Lo que tenga que ser juzgado será juzgado".


Una relación dudosa
Por la muerte del jubilado Iannotti llegó a estar procesada, pero la Cámara Penal valoró que las pruebas contra ella eran débiles para sostener la imputación. Quedó despegada de ese caso, pero no de una situación igual de oscura. Es que un informe policial detectó que el día del crimen telefonearon a la seccional 14ª desde la casa de Eva García. El comisario inspector Carlos Vannelli era subjefe de esa comisaría y superior de servicio cuando ocurrió el crimen de Iannotti. Tras la divulgación de aquel informe policial, el oficial se dirigió al juzgado y prestó declaración informativa. Entonces dijo que García había sido informante de la policía durante varios años y que eso no implicaba que se le toleraran delitos. Y además, que tuvo contactos ocasionales con ella cuando estuvo al frente de la 14ª.

Eva habla y una de las policías que la custodia sale presurosa del recinto. "No fui nunca informante de la policía. Caminamos distintas veredas. Si hubiera sido así habría tenido beneficios. No sé por qué vincularían al comisario Vannelli conmigo".
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Eva García afrontó un diálogo cargado de seriedad y muchas risas.

Notas Relacionadas
Políglota

Una causa que sigue pendiente



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados