Año CXXXVII Nº 49116
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación Mundial
Ovación
Escenario
Señales
Economía
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Educación 20/05
Salud 17/05
Página Solidaria 10/05
Estilo 29/04
Autos 27/04

contacto

servicios
Institucional

 domingo, 21 de mayo de 2006  
"El integrismo es un peligro mortal, no sólo para Israel"
Patricio Brodsky afirma que se usan categorías vetustas para analizar el fanatismo islámico

Pablo Díaz / La Capital

El sociólogo porteño Patricio Brodsky cree que la amenaza convergente sobre Israel representada por el gobierno palestino de Hamas y sobre todo, por el presidente de Irán, Ahmadineyad, en un clima general de auge del integrismo islámico, plantea al Estado hebreo la peor amenaza a su existencia en casi 60 años de historia.

"En estos últimos meses hubo una secuencia de tres hechos notorios bajo el mismo signo: la ofensiva retórica del presidente iraní contra Israel, el episodio de las caricaturas de Mahoma y el triunfo electoral de Hamas en las elecciones palestinas", enumera Brodsky. Lo de las caricaturas "implica imponer fuera del mundo islámico las normas que son de éste: si donde rige la Sharía no se puede retratar al Profeta, es lógico que se cumpla esa ley, que también vale para los mahometanos que viven fuera del mundo islámico. Ahora, pretender que la ley coránica valga fuera de la comunidad y el mundo islámicos, como si rigiera la Sharía a nivel internacional, es una actitud que marca la tendencia: lo que ellos pretenden imponer es su ley como ley universal. Este episodio evidenció esto", alerta Brodsky.

Si a este caso se suman el éxito electoral de Hamas y los pronunciamientos antisemitas de Ahmadineyad, se está ante "una radicalización creciente del mundo islámico. Sobre los llamados del presidente iraní a "borrar del mapa" a Israel, Brodsky cree que "hay que recordar que Ahmadineyad es un fanático shiíta, convencido de su rol en los pronósticos místicos del shiísmo (en referencia al regreso o reaparición del Duodécimo imán o Mahdi). De manera que estamos ante un fanático religioso convencido de su papel histórico-religioso, y esto es un problema grave".

Brodsky considera que "en Occidente resultan muy difíciles de entender los objetivos de esta gente. Por ejemplo, el objetivo central de Al Qaeda es imponer el califato mundial, volver al año 700: esto para el pensamiento occidental moderno resulta difícil de comprender y de posicionarse. Algo similar ocurre con el caso de las caricaturas. Hay una dificultad muy grande de la mirada occidental para registrar al integrismo islámico. Ante este fenómeno, el mundo diplomático, el de las cancillerías y embajadores, arma tácticas de alianzas y convivencias. Lo mismo pasó en los años 30 con el surgimiento del nazifascismo: se estaba ante un fenómeno totalmente nuevo y se lo intentaba comprender con categorías anteriores, con los efectos que ya conocemos".

Brodsky subraya especialmente este paralelo histórico, ya que más allá del cambio de circunstancias considera que "el hombre tiende a proyectar lo que conoce sobre lo desconocido. Allí están los casos de Chamberlain y de Molotov firmando sus acuerdos con Hitler. Es que hay una mirada que no alcanza a ver la esencia de lo que tiene enfrente, entonces se tiende a decir, «bueno, les pedimos disculpas y ya está», como se hizo con las caricaturas, cuando estaba claro que no aceptaban ninguna otra cosa que la imposición de la Sharía en el resto del mundo: la censura rigurosa, la pena de muerte para los autores de las viñetas, tal como prescribe la ley islámica".

En suma, hoy surge "en la perspectiva histórica de Israel, un peligro mortal, con el integrismo que podría seguir tomando el poder en la región, en países como Arabia Saudita, Egipto, etc".

-Puede decirse que Israel volvió a la dura normalidad anterior a Oslo. ¿Cuál es la diferencia con el pasado, cuando Israel era amenazada de muerte por todos sus vecinos, armados con lo mejor del arsenal soviético?

-Una muy grande: la distancia que hay entre un nacionalista y un fundamentalista religioso. El primero será duro, con él se podrá ir a la guerra incluso, pero tiene límites racionales y se puede negociar, como ocurrió con el presidente Sadat. Con un fanático no se puede. Con el que dice "No hay más dios que Alá" y tiene esta concepción del mundo dividido entre "la casa del islam" y la "casa de la guerra", con él no se puede debatir. Porque en una religión se cree o no, y el fundamentalista cree en grado extremo. Por todo esto la situación es infinitamente peor. Y no sólo será peor para Israel sino para todo el mundo libre en su conjunto si se produce un ascenso del integrismo islámico en todo Medio Oriente.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Brodsky teme por Israel.

Notas Relacionadas
Irán negó que obligará a los judíos a usar brazaletes de identificación



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados