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| jueves,
04 de
mayo de
2006 |
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Charlas en el Café del Bajo
-Hoy quiero comenzar diciendo, Inocencio, que este fin de semana estuve en las sierras de Córdoba. Necesitaba ese viaje relámpago para visitar viejos y queridos lugares, para tener un contacto más íntimo con la naturaleza. He recorrido mucho las sierras, he estudiado alguna vez bastante la vida de esos maravillosos, particulares y místicos seres que las poblaron, los comechingones, exterminados como lo dije ayer, por la codicia de ciertos hombres de la "Madre Patria". Por eso hablé de la tragedia de Ongamira: imaginé a cientos de mujeres y niños arrojarse desde las alturas antes que seguir viviendo desesperadamente de manera indigna: violadas ellas, sometidos ellos, esclavizados y ultrajados todos. Esa desesperación me hizo acordar a esos judíos que, perdidos, se arrojaban a los alambrados electrificados de los campos de concentración para que tanto sufrimiento terminara de una vez. Recordé el martirio de los cristianos, martirio que no está lejos, porque en estos días hay unos condenados a muerte que pagarán más por el hecho de ser católicos que otra cosa. Ya voy a hablar de este hecho la semana próxima del que me puso al tanto un sacerdote que me escribió desde el Vaticano y al que pienso hacerle una entrevista, si Dios quiere.
-Vaya más a la cuestión central.
-A pesar de que tantas cosas están mal, a pesar de que este mundo moderno, o mejor dicho posmoderno, nos llena de dificultades, esta vida es hermosa. Sólo que a veces no nos damos cuenta de lo maravillosa que es. Y en este aspecto, no sólo somos egoístas con nosotros mismos, sino que lo somos con los demás. Estuve en tres lugares para mí esenciales de las sierras: el cerro Colorado, visitando las pictografías de 1.000 años o más de antigüedad. Allí me apenó observar como el Estado está dejando que se pierdan esas pinturas de un valor cultural inmenso (algunas ya no se ven por la acción de los elementos naturales), y también me volvió a apenar que ciertos ingleses se hayan robado el sol rojo de piedra y otro de oro que los incas le regalaron a los comechingones y que estos incrustaron estratégicamente en el cerro Inti Huasi. ¡Hasta el sol nos han sacado los imperios!
-No se vaya por las ramas.
-Estuve nuevamente en Ongamira, desde luego, imaginando ese suicidio colectivo y por centésima vez en las altas cumbres mirando con los binoculares, en un día de sol maravilloso, el vuelo y la belleza de los cóndores. Y un regalo extra e inusual: un águila blanca posada a pocos metros desde donde estábamos con mi esposa. Recibí, desde luego, la energía de las sierras de Viarava y Chiarava, y pensaba, pensé mucho.
-¿Qué pensó?
-Pensé que somos egoístas. Por ejemplo: me acordé de un libro sobre la cábala que leí, del rabino Laibl Wolf, en donde él expresa que a veces los seres humanos nos olvidamos de las cosas bellas y simples de la vida como el respirar. Y es cierto, mientras estaba allí inspirando el aire puro de una atmósfera libre de iones positivos por la ausencia de fricción terrestre (ese es el secreto de la energía de las sierras) reparé en lo bello que es poder respirar sin obstáculos. Un asmático conoce muy bien cual es el valor sublime de la respiración normal, pero para una buena parte del resto del mundo es un acto más e inadvertido del sistema nervioso autónomo. "Cuando el aliento va y viene, la mente está inquieta, pero cuando el aliento se calma, también se calma la mente", dice el Hatha Yoga Pradipka, pero pocos son los que reparan en ello. Y en tanto admiraba el paisaje, observando la maravillosa obra creadora de esa energía sublime, completa y perfecta (Dios) pensé que muchos rosarinos, muchos argentinos, jamás tuvieron ni tendrán la posibilidad de estar en medio de tal belleza. Y no hablo, amigo mío, de Europa, ni nada que se le parezca, hablo de la propia tierra ubicada a tan sólo 500 kilómetros de distancia. ¿Qué estamos haciendo al respecto? Pensé, entonces, que la vida es bella y que es más bella cuando empezamos a ilustrar a los demás sobre esta belleza que existe a pesar de las dificultades y que la vida es hermosa y es más hermosa si la vivimos sirviendo. Eso nos está faltando a nosotros, Inocencio, eso nos está faltando.
-Esto han sido ideas desparramadas, para una crónica de viaje.
Candi II
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"Hoy se completa la licitación de la autopista a Córdoba en todo el territorio santafesino, lo que significa sin lugar a dudas, una de las obras más importantes para la provincia en toda su historia".
Jorge Obeid
Gobernador de Santa Fe
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