Reflexiones

Una ley para que crezcan las pymes

Agustín Rossi (*)

Con el régimen de capitalización de las pequeñas y medianas empresas (pymes), aprobado por unanimidad de todos los diputados nacionales a iniciativa del gobierno, se ha dado un paso concreto en la profundización y consolidación del rumbo de crecimiento económico con equidad que impulsa el presidente Kirchner.

Este régimen favorece a todas las pymes sin excepción que son el sector que más puestos de trabajo ha generado en los últimos años y que en mayor medida concentra la inversión productiva de los argentinos en toda la geografía del país. Con él estamos facilitando que todas las utilidades que estas empresas inviertan en bienes de capital para su funcionamiento puedan ser descontadas del pago del impuesto a las ganancias. Esto significa que lo que tendrían que pagar en concepto de este gravamen lo podrán destinar a comprar maquinarias, adquirir tecnología, ampliar o modernizar plantas y establecimientos, con los que podrán aumentar su producción de bienes y servicios, crear más puestos de trabajo y, finalmente, generar más riqueza.

Esta promoción es posible en este momento justamente porque, por primera vez en mucho tiempo, las pymes están dando ganancias en la Argentina. Porque el conjunto de la economía está creciendo podemos apostar ahora a crecer aún más en el futuro.

Es por ello que el régimen aprobado es amplio, sencillo y abierto a todas las actividades de todas las regiones del país. No tiene otro trámite que el de la liquidación habitual del impuesto a las ganancias con las deducciones correspondientes a las inversiones realizadas. Incluye tanto a las actividades industriales como a las de servicio y agropecuarias sin más limitaciones que la que se establezcan en la lista de bienes a confeccionarse, pero sabiendo ya que ésta incluirá, por ejemplo, reproductores machos y hembras de raza para las empresas ganaderas, inmuebles, elementos de hardware y software electrónicos, maquinaria nacional o importada, herramientas, muebles y útiles, a la vez que se excluyen automóviles u otros bienes no claramente productivos.

Por supuesto que se han tomado precauciones para evitar desfalcos y abusos que tantas veces han desvirtuado las mejores iniciativas. Se imposibilita así la creación de empresas "fantasma" destinadas a obtener sólo el beneficio impositivo, por lo que se usa como parámetro de cálculo para los montos deducibles las ganancias de los últimos dos años y se excluye a firmas quebradas o con antecedentes de evasión fiscal judicialmente reclamada.

Asimismo se adopta una serie de recaudos para evitar la desaparición, venta o alquiler de los bienes adquiridos de esta forma, de manera de fomentar realmente la producción legítima, la expansión de la oferta laboral y, finalmente, la recuperación posterior del esfuerzo que en esta etapa hará el conjunto de la sociedad a favor de las pymes.

Es la primera vez que una iniciativa de este tipo se hace en el contexto de una política nacional en la que confluyen también el sostenimiento de un tipo de cambio competitivo, el control de la inflación, una política fiscal estricta y la búsqueda de una mejor distribución social del ingreso a través de la defensa del consumo interno, la creación de fuentes de trabajo y la recuperación de los salarios.

Hoy tiene sentido alentar a las pymes a invertir para mejorar la calidad y cantidad de su producción de bienes y servicios, porque tenemos la seguridad de contar con el respaldo de una política nacional productivista y distribucionista sostenida, cada día, en hechos concretos como éste.

(*)Presidente del bloque de diputados nacionales del Frente para la Victoria-PJ