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 jueves, 27 de abril de 2006  
Mención de honor. El creador de Inodoro y Boogie recibió la máxima distinción oficial por su aporte a la cultura argentina
El Negro Fontanarrosa asumió en el Senado como humorista nacional
"No tengo intención de trascendencia, yo quiero que la gente se ría, hacer reír", dijo en el Salón Azul

Rodolfo Montes / La Capital

Integro, sonriente, gozando del momento, ingresó Roberto Fontanarrosa al corazón mismo del Congreso nacional, el Salón Azul del Senado, ubicado justo debajo de la cúpula más importante de la Argentina y que distingue al Palacio. Llegó en la silla de ruedas con su hijo Franco detrás, y su mujer Gabriela flanqueándolo. El salón, repleto con unos 400 amigos, periodistas, senadores, diputados, humoristas, y banderas de Rosario Central, explotó en ovación. "Noto un gran ambiente partidario, cabría la expresión «y ya lo ve y ya lo ve, somos locales otra vez»", dijo Fontanarrosa, brillante y consustanciado con el momento festivo.

"No tengo intención de trascendencia, yo quiero que la gente se ría, hacer reír. Tengo un enorme agradecimiento por todos aquellos que me hicieron reír, desde Chaplin hasta el Negro Olmedo", dijo el Negro.

El genial humorista estuvo desopilante. Por caso, pidió a los periodistas presentes que le dieran una mano con la crónica del acto: "Es que le dije a mi vieja que venía a Buenos Aires para asumir como senador", comentó, y estalló el Salón Azul.

"Desde chico leía a Robin Hood y soñaba con esas ciudades de nombres insólitos como Madagascar; hubiera querido estar ahí. Eso sí, nunca en mi vida soñé con este homenaje en el Senado", contó.

El nombre de la distinción, Domingo Faustino Sarmiento, le produjo curiosidad a Fontanarrosa. "Es que yo tenía una gran deuda con él porque dejé el colegio secundario sin terminar, incluso siempre pensé que esa mirada tan severa del prócer se debía a un encono personal conmigo, justamente por mi deserción. Por lo visto no era así", completó, para el regocijo de todos.

Por iniciativa de otro rosarino, y también hincha de Central, el senador del Partido Socialista Rubén Giustiniani, el Senado de la nación otorgó al Negro Fontanarrosa la Mención de Honor Senador Domingo Faustino Sarmiento, la máxima distinción que entrega la Cámara alta, por "su aporte a la cultura nacional".

El jefe del Senado y vicepresidente de la Nación, Daniel Scioli, presidió el acto y desplegó las primeras palabras de elogio en una atmósfera tensa por tanta emoción. "Fontanarrosa dice que el trabajo es su mejor terapia; me identifico plenamente con esa idea. Este es un homenaje a un maestro del dibujo, de las palabras, del humor, a un gran maestro", aportó Scioli.

El homenaje al Negro tuvo un tremendo éxito de convocatoria. "Acá estamos todos", dijo Giustiniani, y fue literalmente así: en las primeras filas disfrutaban del momento el intendente Miguel Lifschitz, la senadora Roxana Latorre, los diputados por Santa Fe Hermes Binner, Eduardo Di Pollina, Silvia Augsburguer, Juan Sylvestre Begnis, Paulina Fiol, Alberto Beccani, Oscar Lamberto, Hugo Storero y María del Carmen Alarcón, entre otros.

Tampoco faltaron los humoristas: Caloi, Altuna, Garaycochea, Hugo Varela y Daniel Ravinovich, integrante de Les Luthiers.

Si hasta viajaron especialmente para asistir al homenaje Alberto Gollán, titular de Canal 3; Aldo Pedro Poy, autor del mítico gol de palomita que inspiró a Fontanarrosa a escribir "19 de diciembre de 1971", y Ricardo Centurión, en representación de la célebre "mesa de los galanes" del bar El Cairo, hoy por hoy una de las máximas expresiones de la rosarinidad.

Tampoco podían faltar, y allí estuvieron, gozando y emocionados, los periodistas y colegas del Negro en el diario Clarín, el rosarino Hugo Cardozo y Horacio Pagani, con quienes el humorista contabiliza múltiples andanzas por el mundo, cubriendo eventos futboleros.

A su turno, el mendocino Ernesto Sanz -senador nacional radical-, impulsor junto a Giustiniani del homenaje, "disputó" con los rosarinos la "propiedad" de la figura del Negro. "Fontanarrosa no es rosarino, es argentino; no es de Central, es del fútbol, y El Cairo no es un bar de Rosario, es un café de todos los habitantes del país", dijo, ocurrente y componedor el senador por Mendoza.

"El Negro no abandona, el Negro es de Central", contestaron, a modo de cantito, desde una de las varias barras de hinchas canallas que copaban el histórico Salón Azul del Senado.


"Hablar mal del homenajeado"
Caloi dedicó unas palabras para el Negro: "Se espera que yo hable bien de Fontanarrosa, pero vengo aquí a hablar mal", dijo. "Por lo pronto quiero hablar de Rosario. Eso de las mujeres más lindas del mundo lo veo como el mito de los pelados y petisos, que supuestamente tienen grandes proporciones de la cintura para abajo. Es un invento de los rosarinos para compensar que las dejan solas todos los domingos para ir a ver el fútbol".

Mientras estallaba en aplausos el Salón Azul, Caloi dijo que ese mito sirve para "compensar otras falencias de la ciudad. Rosario es una ciudad de largas cuadras de casas bajas, donde los soberbios desentonan".

Pero, Caloi admitió que le resultaba "muy difícil" hablar mal de Fontanarrosa en un acto que era "un malón de admiración y cariño" al creador de Boggie el Aceitoso.
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Fontanarrosa junto a su hijo Franco y su mujer Gabriela.

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