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 sábado, 15 de abril de 2006  
Tribulaciones, lamento y ocaso
Central enfrenta su realidad tras la eliminación en la Libertadores
Los últimos seis meses canallas ofrecen una serie insólita de desventuras que sustentan el pésimo momento deportivo e institucional

Alejandro Cachari / Ovación

De repente, la realidad. De golpe, el rendimiento deportivo y los resultados se pusieron de acuerdo. Es que la coyuntura no terminaba de encontrar su correlato dentro del campo de juego. Hasta aquí, cada vez que Central estuvo a punto de ponerse de acuerdo con su verdadera situación, apareció un resultado salvador. O mejor dicho, un partido que lo único que hizo fue prolongar una ilusión escasamente sustentada por los argumentos futbolísticos. Ahora sí, un rubro está a la altura del otro. No hay equipo y tampoco resultados. Quizás, para amortiguar el golpe, se pueda cambiar la contundencia por una morigeración compasiva. A equipo con pocos recursos le siguen escasos resultados.

Pero esta es una historia que se viene escribiendo desde fines del año pasado, cuando las desventuras comenzaron a desnaturalizar a un equipo al que no le sobraba nada, pero había tenido a los resultados como aliado. Y contra eso, no se puede. La primera tuerca de la estructura que se aflojó hizo cimbrar la base. El mentado desajuste comenzó a gestarse el 30 de octubre del año pasado.

El Central de Cuffaro Russo se comió una paliza de River en el Gigante (0-3) a una semana de visitar a Newell's en el Coloso. Los siete días que precedieron al partido más importante de todos fueron un infierno. La participación activa de Zof en los entrenamientos empezó a liquidar la ya deteriorada imagen del entrenador en el cargo, a quien ya no le alcanzaba con haber eliminado de la Copa Sudamericana a su eterno rival un par de meses antes.

Don Angel le agregó a su inoportuna presencia un llamativo interés por incorporar a la lista de concentrados al juvenil Emiliano Vecchio. Por entonces presentado como una especie de salvador auriazul que con apenas 17 años llegaría para poner la casa en orden.

Cuffaro cedió a las presiones a medias. No lo puso entre los titulares, pero a 13 minutos del final, cuando Newell's ya había dado vuelta el resultado tras un golazo de Rivarola de tiro libre (penal de Ortega y hombrazo de Garay), Cuffaro decidió presentar en sociedad a Vecchio. Con menos de un cuarto de hora por jugar, el juvenil ingresó por Calgaro y no pasó de ser una novedad.

Allí empezó a desvencijarse la era Cuffaro Russo. Las visitas supuestamente fortalecedoras de don Angel, las insólitas presiones para poner a Vecchio y el poco carácter del DT para manejar una situación muy complicada se confabularon para comenzar a destruir aquella base ya endeble. Desde la derrota con River (30 de octubre) hasta el regreso de Zof al banco de suplentes (20 de noviembre, 1-1 con Arsenal en Arroyito) pasaron sólo 3 semanas.

El equipo terminó como pudo el Apertura, se fue de pretemporada sin entrenador y compró poco y muy mal. Llevaría unas cuantas líneas hablar de la pésima faena de la actual comisión directiva en el rubro refuerzos durante toda la gestión.

No es casualidad el presente canalla. Está claramente sostenido por una serie de desventuras de las que son únicos responsables los dirigentes, pero con la complicidad de actores importantes de la historia canalla que quizás con la intención de poner el hombro, le terminaron poniendo el pie encima. La última semana de febrero fue patética en ese aspecto.

El 23 de ese mes, Central perdió 2 a 0 con Cerro Porteño en Arroyito y Zof dio a entender que había que olvidarse de la Copa. Dos días después (25) se declaró entrenador "interino" y 72 horas más tarde la comisión directiva anunció la contratación de Gustavo Alfaro (28).

Pero hay más desprolijidades -término demasiado elegante para semejante coyuntura-. Don Angel se despidió el 1º de marzo con un pobre empate ante Argentinos Juniors, pero unas pocas horas antes, Gustavo Alfaro anunció en el hotel Plaza Real que no podría asumir por compromisos particulares impostergables.

A las dos horas de ese suceso, y antes de jugar con Argentinos, el presidente Pablo Scarabino informó que Leonardo Astrada aceptaba ser el tan buscado DT canalla.

El lunes 6 Hugo Galloni dirigió el equipo que cayó 3-0 en La Plata con Gimnasia y Astrada vio el partido en una de las butacas del Estadio Unico. Al día siguiente se puso el buzo auriazul de entrenador.

Lo que sigue es la historia más reciente y conocida. Hay un buen trabajo de Astrada y compañía. Dentro de las posibilidades, claro.

Actualidad y proyecciones al margen, la realidad de Central no cayó ni del cielo ni del infierno, es simplemente un proceso de descomposición institucional y deportiva que se generó por decantación. El mismo derrotero que se devoró más de 20 años de invicto frente a equipos extranjeros contra Inter de Porto Alegre el año pasado y se extendió esta temporada a los tres encuentros que disputaron los canallas ante Cerro Porteño (0-2), Palmeiras (2-2) y Atlético Nacional de Medellín (1-2).
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Ruben, Eluchans, Coudet y Encina, con toda la bronca.

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