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 domingo, 02 de abril de 2006  
Una experiencia visionaria
El estreno de "Una historia violenta", de David Cronenberg, es una buena ocasión para repasar la filmografía de un director singular

Rubén Plataneo

El reciente estreno de un "tanque" del cine industrial, "Una historia violenta" (A history of violence, 2005) que fue seguramente el mejor de los últimos tiempos, puede servir de excusa para adentrarnos en una filmografía impar: la del director David Cronenberg. Ya bastante se ha publicado sobre este film genial en el que Cronenberg aplica su maestría de autor cinematográfico al argumento del cómic de Wagner y Locke, obsesionado como siempre con las complejidades del cuerpo y la mente, la tecnología como extensión coherente del cuerpo civilizado y la muerte, la enfermedad y el pasado. Fue un guión ofrecido por grandes productores lo que permitió que la película se estrenara con toda la pompa publicitaria en las multisalas. Pero esta vez, a diferencia de lo que ocurre generalmente con las películas del cine mainstream (consumo rápido y de fácil digestión para el subestimado gran público; narración convencional lineal y mensajería adjunta), esta obra mantuvo el particular estilo del intransigente realizador.

En la oscura espiral de las vidas más simples, hay marcas de un pasado que se expresan de modo horroroso. Se intenta atravesar la existencia mirando hacia delante, pero el propio cuerpo expone el pasado, las afecciones psíquicas provocan violentas mutaciones, y los sentimientos quedan indefensos, patéticos, en la imagen claroscura elaborada por el canadiense y su fotógrafo Peter Suschitzky. Un filme con tanta precisión y potencia expresiva, como sutil humor negro; un antiproducto en el que hasta Viggo Mortensen hace un papel memorable. Ya retomaremos la obra del autor de "La Mosca" (1986), pues esta nota es para destacar que justamente sus tres obras anteriores: "Existenz" (1999), "Camera" (2001) y "Spider" (2002), no fueron estrenadas en salas comerciales del país.

"Existenz" fue sólo a VHS (las ediciones en DVD de venta web no tienen subtítulos en castellano). "Spider" sólo se exhibió en el Bafici 2003. Dijo Cronenberg alguna vez: "Los censores tienden a hacer lo que sólo los psicóticos hacen: confunden realidad con ilusión". Hablar de "Existenz" no es sólo una reivindicación de la filmografía completa de D.C., sino una recomendación especial a quien no la haya visto. Clamar en el videoclub por la mejor copia posible, limpiar el cabezal de la video si fuera necesario, y disponerse a una extraña experiencia visionaria que fue subtitulada a vuelo raso como "mundo virtual".

Un tiempo próximo, o paralelo, en definitiva imaginado, es el marco de "Existenz". Los videojuegos ya no son video, se juegan interconectando carnalmente a los multiplayers, reunidos como en sectas religiosas por las empresas que no cesan de adaptar su marketing. Una historia dentro de otra, protagonizada como una peligrosa aventura, lleva a los principales jugadores hacia tiempos indiscernibles entre la realidad y los recovecos de sus/nuestras mentes. Una película que parece simple, pero es atractivamente compleja.

Cronenberg no sólo se propuso y logró una estética despojada de escenografías futuristas para desplegar una clima convincente de ciencia ficción, no sólo escribió la historia, el guión, produjo y dirigió; también logró las mejores actuaciones de Jenifer Jason Leigh y Jude Law. No sólo combinó en un mismo filme un discurso alucinatorio sobre las diferentes formas de percibir lo real, la anticipatoria visión del mundo como un video juego, los enfrentamientos intercorporaciones y el consumidor como víctima idiota, sino que volvió a dar otra vuelta sobre la naturaleza inventada por la tecnología humana, los cuerpos mutando mas allá de toda creencia, y las perversiones del amor.

"Existenz" deja la duda de qué mundo habitamos, después que los protagonistas se la pasaron deseando en un territorio misterioso, y actuando físicamente en algún otro mundo violento.


En tiempo real
También luego de que se estrenara con mucho bombo la última, en este caso la más floja, de Richard Linklater, "Después del atardecer" (2005), se editó en modestos DVD y VHS, sin paso por salas, una obra anterior de este gran realizador: "Tape" (2001). Hecha en video digital con cámaras ágiles que no reparan en detalles, bajo presupuesto y mucha pasión. Una filme tan de cámara que ocurre íntegramente en un cuarto de hotel, y se desarrolla en tiempo real, es decir: de reloj. Allí se reencuentran dos antiguos amigos y se encierran con una ex novia de ambos. Las cuatro paredes y un cassette testigo de amores y dolores trasegados por el tiempo sirven para desatar los mundos cruzados .

Basada en una obra de teatro que obsesionaba a Ethan Hawke, quien convenció a Linklater para que la dirigiera, es una intensa y muy recomendable película, del autor de "Rebeldes y confundidos" y "Antes del Amanecer", entre otras.

Epílogo: de Hitchcock, uno de los realizadores más prolíficos de la historia, "el maestro del suspense", sólo se encuentran diez títulos en DVD en las bateas locales. Entre ellos: "Pacto siniestro" (Strangers on a Train, 1951), basada en la oscura novela de Patricia Higsmith, con guión de Raymond Chandler: si se la vio en VHS, esta versión remasterizada es como ver el original. Plus: final alternativo british, con chiste flemático que ironiza el happy end, y tres minutos de desarrollo de íntimos aspectos del psicokiller, eliminado en la versión yanki, con su más recio final oficial.

"Psicosis"(Psycho, 1960): todo aquél que ame el cine y no haya visto este filme de culto/s, tiene deuda consigo mismo. Podrán comprobar que suspenso y horror del bueno, más que "asustar", apuntan a lo siniestro detrás de las máscaras. Y se sorprenderán lo joven y moderna que se mantiene, con su blanco y negro granuloso, la histórica música de B. Herrmann y los sicodélicos títulos de Saúl Bass.

Igual que en "Vértigo" (1958), de lo mejor del cine, restaurado en su color y sonido por un equipo de Scorsese. Masterclass de color y composición, además de todo lo conocido sobre este filme infinito, con tantas interpretaciones posibles como espectadores apasionados haya.
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