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 domingo, 20 de noviembre de 2005  
Hace 60 años eran juzgados los jerarcas nazis en Nuremberg
La barbarie en nombre de la pureza racial
Ventiún altos miembros del régimen de Hitler fueron condenados por crímenes de guerra y lesa humanidad

María Laura Araoz

Nuremberg. - "Les ofreceremos pruebas irrefutables de hechos increíbles. El catálogo de crímenes no omitirá nada de lo que fue concebido por un orgullo, una crueldad y una manía de poder patológicos". Con estas palabras abrió el 20 de noviembre de 1945 -cinco meses después de la capitulación alemana- el fiscal estadounidense Robert Jackson los juicios de Nuremberg, la serie de procesos a los jerarcas nazis capturados a finales de la Segunda Guerra Mundial.

Un total de 21 altos miembros de la cúpula nazi, incluidos industriales que aprovecharon la mano de obra esclava y médicos que realizaron experimentos con prisioneros, fueron acusados de crímenes de guerra, contra la paz y, por primera vez en la historia del derecho internacional, de lesa humanidad.

El dictador Adolf Hitler, su ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, y el jefe de las fuerzas de seguridad SS, Heinrich Himmler, escaparon de la Justicia humana al suicidarse.

Hitler y Goebbels lo hicieron en el búnker del líder en Berlín, y Himmler poco antes de comenzar los juicios tras ser apresado por los británicos. El secretario de Hitler, Martin Bormann, desapareció y fue juzgado en ausencia. Robert Ley, presidente de la organización sindical nazi Deutscher Arbeitsfront, fue detenido pero también se suicidó antes de ser abierto el juicio. El industrial Gustav Krupp no pudo ser juzgado por su avanzada edad y mala salud.


El castigo de la horca
De los 21 procesados presentes, 12 fueron condenados a muerte, pero sólo diez ejecutados en la horca, porque dos de ellos, Ley y el comandante de la fuerza aérea Hermann Goering, se suicidaron en la celda, pese a la estricta vigilancia a la que estaban sometidos. Tres fueron absueltos y los restantes sentenciados a largas penas de prisión. También fueron declarados criminales el Partido Nacionalsocialista, la policía política Gestapo y las fuerzas de información y seguridad, SD y SS.

En representación de la comunidad internacional conformaron el tribunal jueces de las cuatro potencias vencedoras: EEUU, Unión Soviética, Inglaterra y Francia.

Los aliados escogieron la ciudad de Nuremberg, que había sido escenario de los monumentales congresos del partido nazi. La ciudad contaba además con un gran Palacio de Justicia que no había sufrido grandes daños durante la guerra y estaba conectado de forma subterránea con una cárcel vecina.

Durante casi un año fueron presentadas pruebas que detallaron cómo fueron dadas las órdenes de invadir otros países, de asesinar a prisioneros de guerra, judíos, sacerdotes católicos, homosexuales, disidentes, gitanos y otras minorías.

Los fiscales presentaron películas en las que se pudieron ver las atrocidades cometidas en los campos de concentración. Más de 200 testigos fueron llamados a declarar.

Una de ellos, Marie Claude Vaillant Couturier, diputada francesa y miembro de la Resistencia, describió el proceso de selección del campo de exterminio de Auschwitz que conducía a las cámaras de gas. También detalló los experimentos médicos que se llevaban a cabo en el campo y mencionó por primera vez al médico Josef Mengele, conocido como el "ángel de la muerte".

También fueron presentados documentos como el informe sobre la matanza de Oradour-sur-Glane, un pueblo en el que soldados de las SS ejecutaron en junio de 1944 a todos los hombres y confinaron a las mujeres y los niños en una iglesia a la que prendieron fuego. Una sola mujer, que había sido herida al intentar salir por una ventana, logró salvarse porque fingió estar muerta.


Testimonios del horror
Durante días fueron enumerados los nombres de pueblos y ciudades que corrieron igual o peor suerte y se llenó la sala de testimonios del sufrimiento de cientos de miles de personas sin nombre.

Aun así, los acusados se declararon inocentes, y sólo unos pocos reconocieron posteriormente su culpa. Los condenados a muerte fueron ejecutados el 16 de octubre de 1946 al amanecer. Sus restos fueron cremados y arrojados a un arroyo afluente del Isar, en un lugar que no fue dado a conocer durante mucho tiempo.

Los juicios celebrados en Nuremberg durante cuatro años -de 1945 a 1949- fueron sucedidos por una serie de procesos a cargo de tribunales especiales de los aliados tanto occidentales como soviéticos, en los que fueron condenados más de 15.000 alemanes y muchos de ellos ejecutados.

Si bien algunos historiadores cuestionan el hecho de que en el tribunal sólo estuvieran sentados representantes de los aliados, un argumento que la ultraderecha suele utilizar para hablar de la "justicia de los vencedores", los historiadores coinciden en que el mérito de los juicios de Nuremberg es haber dejado al descubierto de manera precisa y descarnada los crímenes del nazismo.

También por primera vez se aplicó el principio de la responsabilidad personal en el derecho internacional. Los máximos responsables de un Estado debieron rendir cuentas personalmente por los crímenes que ordenaron cometer.

Hasta aquella fecha se había atribuido la responsabilidad a un Estado y su pueblo, de los que los países vencedores exigían reparaciones. Estos principios son conocidos en el derecho internacional como "Principios de Nuremberg". (DPA)
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Goering, Ribbentrop, Hess y Doenitz, en el banquillo de los acusados.

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