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 domingo, 23 de octubre de 2005  
Opinión: Cuidemos a la gente

Luis Alberto Yorlano / Especial para La Capital

En Ovacion del viernes pasado, el Jefe de Operaciones de la Unidad Regional II aseguraba, con respecto al próximo clásico, que "la AFA podrá programar lo que quiera para el día y hora que se le ocurra, pero si nosotros no le brindamos la seguridad no van a poder hacer el partido". Concepto contundente, pero que no sirve para nada como consecuencia de los cambios que se produjeron en la ciudad sobre la realización de los partidos entre Central y Newell's. Ahora, y esto lo vengo anunciando, la Policía no sólo debe evitar la violencia en la cancha y en las tribunas. Hoy este flagelo está instalado en las calles y fundamentalmente en los barrios donde se encuentran las canchas de los clubes.

El martes, cuando Tiro Federal debía enfrentar a Central en cancha de Newell's, el fiscal de Cámara José María Peña decía que "si sacan el partido de Arroyito, va a haber problemas en la zona". Como se recordará, el presidente de Tiro, Carlos Dávola, quería ceder la localía a los auriazules. No le parecía adecuado jugarlo en el Parque. Pero, el estatuto de la AFA no permite regalar la localía, ni la Policía estuvo de acuerdo con la actitud pacifista de la dirigencia tirolense.

¿Quién se hace cargo de todos los desmanes y momentos vividos por los hinchas de Central, que tuvieron que soportar pedradas de las terrazas de los edificios sobre calle Pueyrredón? ¿Y de los vecinos que debieron soportar las roturas de vidrios y frentes como consecuencia de las respuestas de los hinchas canallas? ¿La Policía no sabía que a esa zona se la conoce como fuerte bastión rojinegro?

Una de las informaciones que más me sorprendió fue el contacto que se habría producido entre un alto funcionario de la seguridad provincial y uno de los barras mas representativos de Newell's, y le habría dicho, "en el primer problema que tengamos en el partido entre Tiro y Central te voy a buscar y te meto preso". Hoy los barras, lo que menos quieren es ir preso. Sus negocios están en los vueltos que reciben de los protagonistas del fútbol. Los desmanes callejeros los producen los hinchas cargados de odio no los barras. Los barras leprosos y canallas no tuvieron nada que ver en esta. Los de Newell's dieron vueltas por el Coloso, pero no entraron, y los de Central se fueron en los cuatro camiones que habían llegado.

La solución no es fácil. El mundo moderno exige los trabajos en equipo y con una profunda convicción en las tareas que se debe cumplir. La Policía parecería que aplicara la lógica del poeta español Antonio Machado, que escribió: "Caminante no hay camino... se hace camino al andar". Es notoria la desconexión entre los fiscales, jueces y policías. En los últimos años, siempre fueron detrás de los acontecimientos.

Es difícil entender que el próximo clásico no se pueda jugar entre semana, como lo asegura el comisario Jorge Haro, porque los uniformados cumplen tareas de seguridad en las entidades bancarias, a través de los servicios adicionales. ¿No será más adecuado que ese servicio lo cumplan las empresas de seguridad privada? A lo mejor esto sirva. Los violentos hinchas ingleses fueron descabezados por una ley propuesta por un señor llamado Taylor, que no sabía de fútbol, pero sí de los aceitados mecanismos entre la Justicia y la Policía. l
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