Elecciones. El gobierno de Néstor Kirchner busca legitimar su mandato en los comicios de hoy. Economistas opinan sobre lo que vendrá

El día después: cómo será la economía poselectoral

Inflación, dólar, desempleo, FMI y privatizadas. Los viejos temas y las nuevas políticas de la era K

Patricia Martino / La Capital

Hoy es el día D. El presidente Néstor Kirchner se enfrenta a la posibilidad de legitimar su mandato, al cual llegó con el 22% de los votos, y mañana puede convertirse en el día en que una serie de temas pendientes de la agenda económica finalmente comiencen a definirse. Renegociación de contratos de las empresas de servicios públicos privatizadas y acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) figuran en la lista pero contener la inflación, sostener el dólar, promover la inversión, bajar la desocupación y recomponer salarios también aparecen en primer lugar.

El desafío para lo que resta del año, y para el 2006, es lograr que el crecimiento sea sustentable, incluso si los factores externos que sirvieron de viento de cola desaparecen. Luego del escrutiño se sabrá si el gobierno pidió legitimar su gestión para retificar o ratificar el rumbo de su política económica.

Para analizar los posibles escenarios La Capital consultó a economistas de diversas tendencias. Algunos orientaron sus pronósticos hacia el 2006 porque este año "ya está jugado", otros hasta se animaron a pensar en un escenario sin el actual ministro de Economía Roberto Lavagna. Todos coincidieron en señalar que la capacidad de producción está al borde del colapso y las inversiones no deben hacerse esperar porque los precios presionan y los sueldos no alcanzan. En ese sentido, las discusiones salariales tendrían un nuevo capítulo y los conflictos gremiales podrían dar la nota.

Claudio Lozano, economista de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), planteó que si el presidente quiere que lo voten para ratificar el rumbo de su política y "garantizar el acuerdo con las privatizadas, avanzar en el acuerdo con el Fondo y continuar con una estrategia de control salarial que no permite cambiar cuestiones distributivas el escenario" el panorama se tornará conflictivo ya que "habrá más presiones por parte de la población para recomponer sus ingresos y la capacidad instalada se agotará".

En cambio, si la búsqueda de poder político apunta a implementar "una estrategia de intervención pública para recomponer ingresos", la consecuencia será un proceso de reindustrialización que "tendría que estar acompañado por un debate en torno a un control más estricto de las privatizadas y sobre otros aspectos centrales, como quién se queda con la renta petrolera".

Según Lozano, "el gobierno va camino a ratificar el rumbo y vamos a un escenario de intento de acuerdo con el Fondo, problemas de precios y de distribución de ingresos, más un estrangulamiento del saldo comercial".

Sostuvo además que lucha por la recomposición de los ingresos "se va activar porque va haber una tasa de crecimiento menor". Lozano estimó que en 2006 el país tendrá un PBI del 6%, aunque remarcó que un 3,5% será de arrastre de este año. "El conflicto de distribución se contuvo por la recuperación económica", advirtió.

El referente de la CTA lamentó que el gobierno perdiera "la oportunidad que le otorga a cualquier gestión estar en una suba de la actividad económica" y señaló que "el contexto favorable es el momento propicio para poner en marcha las reformas de fondo, las reformas de políticas públicas que permitirían replantear el perfil productivo de país", entre otros puntos.


Clima de inversiones
La especialista de la Universidad Austral Ana Inés Navarro de Gimbati consideró que más allá de los resultados electorales y los temas pendientes la cuestión pasa por "cómo se sigue expandiendo la economía argentina hacia adelante".

"Hasta ahora tuvo que ver con el crecimiento del consumo, del gasto público, las exportaciones e inversiones pero no es suficiente", dijo y alertó que "la expansión de la demanda agregada está llegando a un límite porque el PBI se encuentra a su nivel de producto potencial". Señaló que en la industria no existe la capacidad ociosa, salvo en el sector automotriz. "Hay que expandir la oferta y eso se logra solamente generando mayores incentivos para invertir", enfatizó.

Gimbati consideró clave, en este aspecto, establecer condiciones propicias de seguridad jurídica que aseguren a los empresarios recuperar el capital. "En la medida que el presidente tenga un discurso combativo se pone complicado recuperar inversiones".

"Un empresario no sabe si mañana le ponen un impuesto nuevo, o lo tratan públicamente de mala manera y lo ponen como el villano de la película, actualmente se hacen inversiones de corto plazo, y las que rápidamente se pueden recuperar, pero justamente son la de menor impacto sobre la economía", apuntó.

Desde el punto de vista financiero, los temas a resolver son: acuerdo con el FMI, ver qué ocurre con quienes no ingresaron al canje de la deuda y renegociar contratos con las privatizadas. Si estos ítems no se resuelven "se complican las inversiones a largo plazo", agregó.

Respecto de la política salarial, la economista sostuvo que "el problema no pasa por las discusiones en torno a las convenciones colectivas de trabajo sino por el empleo en negro que tira para abajo el poder adquisitivo de quienes sí cuentan con un empleo formal".

Para Gimbati el tema que incluso la agenda económica poselectoral pasará por alto tiene que ver con la reestructuración tributaria, algo que "todavía no aparece como viable".

En suma: "El gobierno fue prolijo en lo fiscal, aunque en lo monetario no tanto, y la devaluación le permitió liderar las fuerzas productivas y basarse en las inversiones de los 90", opinó. En esta línea, la política doméstica más las condiciones externas favorables produjeron "una impresionante recuperación" pero "se requieren otras normalizaciones para pensar a largo plazo".


Acuerdo con el Fondo
El economista Jaime Abut se mostró convencido de que "el gobierno deliberadamente dejó para después de las elecciónes todos los temas que podían significar un impacto negativo".

Además del acuerdo con el Fondo que -teniendo en cuenta las últimas declaraciones de Lavagna y Nielsen- comenzaría a negociarse antes de fin de año, hay que definir que pasará con los 24 mil millones de dólares que todavía no se reenegocarion y con las tarifas que quedaron desactualizadas, acotó. "Se terminará negociando con el Fondo porque es absurdo contraer deuda a tasas más alta, el patoterismo y matonismo tiene costos", bramó.

En rigor, Abut consideró que el gobierno debe anticiparse a tomar a algunas medidas porque "la balanza comercial no será tan favorable" en el futuro, debido a que los precios de los commodities se estabilizaron a la baja.

Mirando de lleno el 2006, el analista prevé un menor superávit fiscal primario, dado que los egresos aumentan cada vez más que los ingresos. "La marcha de la economía no va a ser la misma que la de este año. Los efectos internacionales no son iguales, la suba de la tasa internacional también va a repercutir en la argentina. Además, no podemos ignorar que hay un proceso inflacionario que está en marcha", subrayó.

No obstante, el economista advirtió que la Argentina está frente a una gran oportunidad para convertirse en un país creíble y fortalecer la economía día a día.

"No me puedo quedar en la posición cómoda de hacer todo en base al impulso de afuera y no arriesgarme a arreglar adentro. Se necesita una cuota mayor de realismo para hacer lo que no hice y no perder una oportunidad", disparó.


Energía y caminos
Para algunos la realidad después de las elecciones no variará demasiado. Dante Sica, presidente del Centro de Estudios Bonaerenses (CEB) estimó que "las urgencias no varían, son las mismas independientemente del resultado electoral, un gobierno con mayor fortaleza política debería tener un marco propicio para llevar adelante la agenda, fundamentalmente promoción de inversiones vinculadas a la infraestructura, energía, puerto y caminos". El analista consideró también que "resolver el tema de los contratos con las privatizadas sería una muy buena señal de certidumbre para aquellos que quieran invertir".

Sica considera que "el año ya está jugado" con un crecimiento del 8% y una inflación del 11% y opinó, de cara a 2006, que la puja salarial por la recomposición de los salarios será una de las batallas a resolver el año que viene. Es que exceptuando la industria, el resto de los sectores se encuentra por debajo del nivel de 2001, explicó Sica.

Por otra parte, exhortó a moderar el gasto público y a recuperar y generar mecanismos de inversión que den sustentabilidad al crecimiento. "El gobierno ha dado señales, tomó algunas medidas pero hay que fortalecer mucho más, la economía se financia casi al contado, el sistema financiero no tiene el papel que debería tener, hay que promover la inversión extranjera directa para recuperar los niveles de inversión de los 90", subrayó y agregó que "el contexto internacional continúa siendo aliado de la Argentina a pesar del aumento de las tasas".


Mantener la línea
Para Eduardo Remolins, la diferencia en la política económica del gobierno no va a estar determinada por un antes o después de las elecciones, sino por un antes o después de Lavagna. Es que, a pesar de la ratificación pública que realizó Kirchner el jueves, no pocas especulaciones apuntan a una salida del ministro de Economía en el mediano plazo.

En caso de que ello ocurra, para Remolins habría una línea de continuidad con el actual modelo si "se confirman algunos posibles reemplazantes que están dando vueltas, como Javier Gonzalez Fraga o Mario Bleger".

El economista es positivo respecto de la actual línea de política económica. "Está dando buenos resultados, baja el desempleo, crecen las inversiones y las exportaciones", dijo y se mostró tranquilo porque "la inflación se contendrá, puede ser con medidas ortodoxas como quitar pesos del mercado, o con heterodoxas, de menor efecto, como los acuerdos de precios". Estimó que "este año y el que viene el nivel de inflación será del 10 u 11%".

En tanto, destacó que "es posible que haya un menor ingreso de capitales a Argetina, China y Brasil por la suba de la tasa internacional" pero aclaró que, como contrapartida, no bajará el dólar. Si bien admitió que los precios de los commodities no mantuvieron los precios del año pasado, "están todavía en buenos valores".

"Si Argentina siguiera tres años con esta política de cambio flotante alto y superávit fiscal, el país podría alcanzar un dígito de desempleo", vaticinó Remolins y aclaró que "por más que el gasto público sea alto, los ingresos son más altos".
Guerra a los precios
El ex presidente del Banco Central, Javier González Fraga, afirmó que el desafío del gobierno para enfrentar el rebote tardío de la inflación será diferenciar entre el alza producida por la recomposición necesaria de ciertos precios, salarios y tarifas, y la inflación pura que puedan sufrir ciertos productos.

"En los próximos meses, cuando las necesidades electorales hayan quedado atrás, es probable que la política anti-inflación se ubique en el más alto nivel de la agenda del gobierno", indicó González Fraga.

En ese sentido, añadió que allí las autoridades nacionales deberán evitar errores tales como creer que la culpa la tienen los empresarios y los comerciantes, y armar un gran espectáculo mediático y de presión sobre los mismos. "Estas reacciones sólo generan desconfianza entre los hombres de negocios", sostuvo.

También mencionó como un error la posibilidad de "profundizar lo anterior y avanzar en controles de precios, demorando los ajustes de tarifas y electricidad, de gas, peajes y demás precios congelados desde hace cuatro años".

El tercer y último error en el que no debería caer el gobierno, a juicio de González Fraga, es "creer que el problema es fundamentalmente monetario, y aumentar las tasas de interés: esta política seguramente genere efectos perversos al comienzo por el ingreso de capitales especulativos, lo que acelerará la inflación y producirá sobrevaluación del peso".

Kirchner y Lavagna, socios y competidores, pondrán a prueba su relación.