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 domingo, 11 de septiembre de 2005  
Guía de fauna

Las ballenas son mamíferos perfectamente adaptados a la vida acuática. Pertenecen a la especie de los cetáceos y dentro de ellos a la subespecie de los mysticetos, que son los que no tienen dientes sino barbas. La ballena franca austral no tiene surco ventral ni aleta dorsal. Entre otras características que la diferencian de las demás está la forma y el tamaño de su cabeza. Por tener un maxilar largo y angosto la cabeza ocupa casi un cuarto del largo total del cuerpo. En ella se destaca una gran boca curva con unas 260 barbas córneas o "ballenas" de unos 2,5 metros, colgadas de la mandíbula superior. Con ellas filtra el agua reteniendo pequeños microorganismos de los cuales se alimenta.

En la parte superior y en los costados de la cabeza presenta unas callosidades formadas por engrosamientos endurecidos de la piel. Sobre ellas se asientan crustáceos blanquecinos conocidos como "piojos de las ballenas". Dado que estas callosidades tienen formas y tamaños que varían entre un individuo y otro, son utilizadas en estudios para reconocer los distintos ejemplares.

Cada año, durante el invierno y la primavera, arriba a las aguas de los Golfos San José y Nuevo, en la Península Valdes la que quizás sea la principal población de la ballena franca, buscando aguas reparadas y poco profundas para aparearse y dar a luz.

En el mes de noviembre, las ballenas abandonan el área de cría para internarse en los océanos australes en busca de krill, su principal alimento. Otro rasgo propio de estas ballenas es que expulsan el aire en forma de un chorro en V que puede verse desde varios kilómetros de distancia.

La ballena franca austral fue declarada monumento natural, en 1984. Hoy se cuentan aproximadamente 7.000 ejemplares que habitan en todos los mares del hemisferio sur, de aguas templadas y subantárticas. De ellos, unos 2.500 viven en la zona de la Península Valdes.

Cada año, entre mayo y diciembre, unos 600 ejemplares se acercan hasta los golfos Nuevo y San José, para aparearse. Esta especie puede tener una cría cada tres años. La gestación dura doce meses y los ballenatos son amamantados durante dos años. Al nacer miden entre 4,6 y 5,5 metros y pesan unas tres toneladas. Los adultos alcanzan 12 ó 13 metros de largo y un peso de entre 30 y 40 toneladas.

Gracias a las políticas de protección cada vez son más las ballenas que se acercan a nuestras costas y el tiempo que permanecen. Cuando comenzaron las excursiones de avistaje, entre 1971 y 1972, sólo se las veía entre los meses de octubre y noviembre. Hoy, las primeras llegan en mayo y se quedan incluso hasta enero. Si la progresión continúa, es probable que en un futuro próximo haya ballenas durante todo el año en la costa patagónica.
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El mayor atractivo es el avistaje de la ballena franca austral.

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