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 domingo, 11 de septiembre de 2005  
Escollos al tránsito. En quince días hubo agresiones
Atracos y pedradas: temor y riesgo físico en el acceso sur
Ataques contra una nena que iba en auto y un camionero dispararon la alarma la semana pasada. Los patrulleros previenen mayor peligro pero suelen ser blanco de cascotes y balazos de quienes buscan controlar la zona

Andrés Abramowski / La Capital

La Circunvalación mete miedo. Tal vez no sea un lugar más peligroso que otros en la ciudad pero sí es evitado, ante la duda, por muchos automovilistas rosarinos. Especialmente cuando trascienden, como en el último mes, varios casos delictivos de robos o agresiones a piedrazos. El tema acrecentó la inquietud en los últimos años al punto que la policía estableció a modo preventivo cuatro puntos fijos en el acceso sur donde la presencia de los móviles disuade a los que pretendan salirle al paso a quienes circulan por la autovía, ya sea arrojando piedras como colocando obstáculos. Sin embargo, muchas veces los patrulleros terminan siendo blanco de las pedradas, en un tire y afloje por controlar un lugar de tráfico estratégico.

Una niña gravemente herida en la cabeza por un piedrazo arrojado contra un auto y un camionero asaltado con un arma blanca fueron los dos últimos casos -el domingo pasado- de una seguidilla que reavivó los temores: en 15 días se conocieron al menos cinco hechos. Y la policía, obligada desde hace unos años a poner especial atención en esa zona, reconoce que sin la acción preventiva de colocar patrulleros en lugares clave la situación podría complicarse.

Según confirmó el titular de la Agrupación Cuerpos, Ernesto Evangelisti, la policía rosarina dispuso cuatro puestos fijos sobre Circunvalación en sus cruces con Ayacucho, Avellaneda, Ayolas y el puente peatonal del barrio Las Flores. Se trata de autos o camionetas del Comando Radioeléctrico, Patrulla Urbana y del Cuerpo Guardia de Infantería (CGI). "Tenemos servicios fijos que se van desplazando, porque si no se mueven terminan practicando tiro al vigilante", graficó Evangelisti, en alusión a las agresiones que sufren los móviles. "Les tiran con gomeras piedras o bolillas de rodamiento de acero. A veces hasta les disparan balas de calibre 22. Hay que ver cómo quedan agujereadas las puertas de los móviles. Si hasta muchas veces los policías están adentro de los vehículos con el casco puesto".

Hace un año, Adolfo Contreras circulaba por Circunvalación y al llegar al puente peatonal que une los barrios Hume y Plata intentó esquivar un tambor en medio de la ruta. Su auto chocó contra una columna y él murió. Según indicó entonces la policía, el obstáculo fue colocado con intenciones delictivas. Periódicamente surgen comentarios de automovilistas que se topan con escollos que los obligan a aminorar la marcha en la Circunvalación. Al parecer, eso depende de la presencia policial en cada lugar. "Con los móviles se mitigan las emboscadas, pero no hay que dormirse: los tipos aparecen de la nada, parecen dibujitos", describió el funcionario policial.

Si bien los tramos más complicados están ubicados sobre zonas modestas, para el jefe de Cuerpos el fenómeno no es atribuible sólo a una procedencia social. "Si hay gente que se sube al puente a tirar piedrazos para hacer daño o asaltar, o se roban una columna de alumbrado, no lo hacen porque son pobres. Hay casos de vandalismo que no tienen que ver sólo con la condición humilde, no se le puede echar la culpa a la villa", consideró Evangelisti, y agregó que muchos de los incidentes que se disparan pueden no tener motivaciones delictivas. "Hay cuestiones culturales, muchos chicos sin contención. En algunos barrios los pibes pueden romperle el vidrio a un vecino jugando a la pelota y acá andan con una gomera sin que nadie les explique que pueden matar a alguien".


El espantapájaros
En la autopista a Buenos Aires, 200 metros antes del ingreso a Rosario, hay una camioneta fija del CGI para disuadir las intenciones delictivas de algunos vecinos de la zona. La sola presencia del móvil suele ser suficiente para aventar riesgos. "A veces -explicó Evangelisti- se rompe un camión y la pick up tiene que ir a asistirlo para que no quede solo en medio de la autopista. Ni bien el móvil se va, salen con un tronco y cortan la autopista para ver si pueden parar algún auto. La camioneta es un espantapájaros y como tal debe ser vista. Incluso si no hay luz, tienen que prender las balizas".

Tanto él como Daniel Barrile, titular de la zona de inspección 3ª -que abarca las seccionales del acceso sur- coinciden en que los hechos disminuyen en virtud de la presencia policial y el patrullaje, pero no se pueden descuidar. "Hay puntos estratégicos -dijo Barrile- que tienen que estar cubiertos sí o sí. Porque si no ven el patrullero...".

En rigor, la Circunvalación de Rosario carga con una historia que en algún punto justifica su mala fama. Hasta hace un tiempo el peligro se asentaba en sus baches, que más allá de destruir vehículos, llegaron a ocasionar accidentes fatales. Hoy se puede transitar sin que sufran los amortiguadores y, si bien podría estar más iluminada, hay luz en muchos tramos. Por ejemplo, en el temido acceso sur. Sin embargo, a ningún automovilista le parecería un simple trámite tener que cambiar una rueda a la noche en la Circunvalación.

"No creo que la Circunvalación sea más peligrosa que otros lugares difíciles de la ciudad -consideró Evangelisti- aunque podría mejorarse. Tal vez habría que tratarla como un barrio, donde la iluminación y la pintura hacen a la seguridad. Además no hay que dejar de pensar que la ciudad creció y en algunos sectores ya es como una calle más".

Y tal vez esté en su impronta suburbana la clave de la inseguridad en la Circunvalación, tan comprobable en los hechos como en el plano del mito. Ese que considera al centro como un lugar más seguro que la periferia a pesar de las salideras bancarias, de los arrebatos, de los pungas, tan visibles como las emboscadas con cascotes del acceso sur. Pero incorporar a la Circunvalación al trazado urbano, alejarla de las márgenes de la ciudad, sería al mismo tiempo integrar a la sociedad marginal. Lo cual, afirman expertos en políticas públicas, es una de las alternativas más eficaces contra la inseguridad.
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La bajada de Ayolas y el acceso sur, donde se registraron ataques recientes.

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