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 domingo, 11 de septiembre de 2005  
Asia lucha contra altas tasas de suicidio
Cada día, unas mil personas se quitan la vida en ese continente y hay 20 veces más casos de intentos

Tras registrar durante décadas cifras crecientes de suicidios y organizar programas de prevención, los países de Asia siguen luchando contra esta silenciosa causa de muerte que puede ser prevenida, a veces incluso sólo mediante una llamada telefónica.

Cada día, una media de 1.000 personas se suicida en Asia, y hay 20 veces más casos de personas que lo intentan pero sobreviven. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio se ha convertido en un problema psicológico de enorme magnitud en la región, donde la tasa de muertes por esta causa se estima en 19,3 por cada 100.000 personas, cinco puntos por encima del promedio mundial (14 por cada 100.000).

Pero debido a la falta de recursos y a la aparición de enfermedades de alto contagio como el Sars o la gripe aviar, el problema de los suicidios ha quedado relegado a un segundo plano en lo que respecta a la salud pública, con una financiación y un diagnóstico inadecuados.

"En mi opinión, Asia lo está haciendo razonablemente bien en lo que se refiere a enfermedades por contagio, por lo que hemos alcanzado el punto en el que podemos darnos el lujo de discutir los suicidios y los problemas mentales en general", aseguró el director regional de la OMS, Shigeru Omi.

Desde que la OMS lanzó una campaña de prevención de suicidios en 1999, numerosos países asiáticos han impulsado estrategias globales para frenar el aumento de los casos, mientras que otros apenas han comenzado a ser conscientes del desafío, añade el funcionario.

"Espero que pronto trasladen a la acción esa toma de conciencia. Muchas de estas personas sufren en silencio. La mayoría lucha en la oscuridad. Debemos enviar un mensaje claro (...) de que el suicidio no es un escándalo ni un fracaso personal", asegura Omi, sino "un fracaso del sistema de salud mental".

En Tailandia, las alarmas se dispararon cuando la tasa de suicidios llegó al 8,6 por 100.000, equivalente a 5.400 casos de muerte en 1999, dos años después de que se desatara la crisis financiera asiática.

"Después de dos años, había comparaciones entre quienes se habían recuperado y quienes no lo habían podido lograr", dice Apichai Mongkol, vicedirector general del Departamento de Salud Mental del país. "Cuando alguna gente descubría que no se había recuperado lo suficiente en comparación con otros, entonces se suicidaba" víctima de la depresión.

El gobierno decidió actuar y se crearon programas de prevención, tras lo cual la tasa cayó a 6,9 por 100.000 el año pasado.

Omi comenta que las crisis económicas hacen a la gente "muy vulnerable", por lo que se debe estar atentos al efecto que tienen "los cambios socioeconómicos negativos que se producen de forma drástica".

La solución no queda garantizada sin embargo con una robusta economía. En Hong Kong por ejemplo, donde se vive un boom económico, el desempleo cae y hay numerosas oportunidades, las tasas de suicidio han aumentado de forma alarmante en los últimos ocho años y se encuentran entre las más altas del planeta.

El suicidio es la sexta causa de muerte en Hong Kong, con más de 1.200 casos al año.

En este sentido, Omi destaca que debido a las causas múltiples y complejas de este problema, la prevención es "un trabajo de todos". Es necesario que en las familias, comunidades e incluso en los lugares de trabajo se ahonde en las relaciones interpersonales, desgastadas por los avances técnicos y el progreso socioeconómico, de modo de hacer saber a los potenciales suicidas que "alguien se preocupa por ellos".

"El teléfono es por ejemplo una de las formas de restaurar la conexión. Si nadie ayuda, entonces te mueres", añade.

Wang Xiangdong, asesor regional de salud mental de la OMS, asegura por su parte que crear conciencia entre los ciudadanos, indentificar a las personas de alto riesgo e informar son elementos clave para una estrategia útil de prevención.

Los trabajadores sanitarios tienen que recibir un entrenamiento adecuado, en tanto que el acceso a los elementos utilizados para darse muerte tiene que ser restringido, como por ejemplo los pesticidas, causantes del 58 por ciento de las muertes por propia mano en China.

Los voluntarios de programas de ayuda "tienen que ser bien entrenados para el servicio, porque de lo contrario podría haber un impacto negativo tanto para el que pide ayuda como para los voluntarios", añade Wang. "Hemos tenido casos en los que un voluntario se ha suicidado".

Wang reconoce que en algunos países hará falta mucho más que crear teléfonos de asistencia, en vista de que los problemas psicológicos no son considerados un tema importante, como en Filipinas o Indonesia, donde se ha hecho muy poco pese al aumento de las muertes.

"La psiquiatría sólo recibe el uno por ciento del presupuesto para salud", se queja Danardi Sosrosumiharja, jefe del departamento de psiquiatría del hospital Cipto Mangunkusumo en Yakarta. "O sea que básicamente no es una prioridad prevenir los suicidios", que en 2004 ascendieron a 1.186 casos. (DPA)
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